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– Conociendo Piedralba un poco más …
El pueblo de Piedralba está
ubicado en la Provincia de León, en el “centro” de la Comarca Maragata, casi en
el extremo noroeste de la Península Ibérica.
Para las distancias que
nosotros acostumbramos recorrer en Argentina, Piedralba está “a un paso” de
Galicia, de Asturias, de la Cantabria y de Portugal.
Don Juan Antonio Carro
Celada, sacerdote,
periodista, poeta, profesor y director de la revista “Ecclesia”, escribió acerca de
los pueblos de la Maragatería:
“… Hay tierras musicales y hay tierras terrenales. Pero también hay
tierras que bajo su parda corteza guardan la alegría viva y coloreada de la
música. La Maragatería es una de ellas…”.
No tuve oportunidad de “vivir”
la alegría de la música maragata mientras estuve en Piedralba. Tampoco pude
apreciar los “colores” de su música. Pero el simple hecho de haber conocido las
callecitas y la arquitectura maragata de sus casas, y el haber estado frente a la
Iglesia Parroquial donde el Bisabuelo Fernando, la Bisabuela Dominga y el
Abuelo Bernardo Martinez Martinez fueron bautizados en los años 1836, 1839 y
1867, fueron elementos suficientes para quedarme “atrapado” en esa “magia” que
tiene la tierra maragata.
No me imagino cuánto más
hubiera quedado “atrapado” si hubiera sabido de parientes que se quedaron en
España después de la partida de los Bisabuelos entre los 1880 y 1890, o si
hubiera conocido esa “…alegría viva y
coloreada de la música…” del Pueblo de Piedralba.
Piedralba,
ubicándolo en el mapa de España
Ubicación de
Piedralba en la Península Ibérica. Con un “pinche” amarillo se muestra
Piedralba, con uno verde Sant Salvador de Toló el pueblo de los Abuelos Rosell
Boher, y en trazo color naranja el Camino
Aragonés de Santiago partiendo desde Somport
(Fuente de
información Google Earth)
(Foto
satelital capturada y guardada en el archivo de Eduardo Martinez Wurster)
Piedralba, ubicándolo sobre la tierra maragata
Piedralba, enmarcado en la
llanura de León, es un pueblo rural rodeado de campos cultivados con trigo y con
pasturas para el ganado. El pueblo está compuesto por un conjunto de casas
chatas de típica construcción maragata, con paredes de piedras lajas
mampuestas, algunas casas antiguas “lucen” techos de piedras lajas, otras
reconstruídas, “lucen” las típicas tejas españolas muchas de ellas construidas
a manos. Algunas casas “muestran” sus portones “cansados de tanto abrir y
cerrar”, otras casas ya en “silencio”, se “presentan” al turista sin techos y
con sus portones desvencijados que nos “insinúan” que fueron cerrados hace
mucho tiempo. Su caserío y sus calles acompañan las ondulaciones de la llanura “llionesa”.
Por sobre los techos de sus casas, se distingue desde lejos la espadaña de la
Iglesia de San Cristóbal con sus antiguas campanas.
Todos estos pueblos de la
Maragatería, entre ellos Piedralba, tienen un denominador común. Todo está en
orden y quietud a la vista del visitante. Las calles no tienen gente ni
vehículos, tampoco hay papeles o plásticos “tirados a la deriva”.
Esta es la
vista que ofrece el caserío de Piedralba al viajero cuando ingresa desde
Astorga por el camino vecinal CV- 193-5, En el perfil ondulante de la llanura se
distinguen en el conglomerado de casas bajas con techos de tejas rojizas, la
espadaña y el campanario de la Iglesia Parroquial San Crstóbal. El bosquecillo
detrás del pueblo corresponde a las riberas del Río Turienzo que recorre los
diversos pueblos de la Comarca Maragata.
(Foto del
Archivo de Eduardo Martinez Wurster)
Piedralba es, para ponerlo en
dimensiones, un pueblo de no más de trescientos metros largo por casi ciento
veinte metros de ancho. Ciertamente es un pueblo en donde todo está cerca y,
seguramente, en donde todos se conocen.
Vista
satelital del pueblo de Piedralba, España en el Año 2012
(Fuente de
información Google Earth )
(Foto
satelital capturada y guardada en el archivo de Eduardo Martinez Wurster)
Aquí se
identifican para referencia las dimensiones del pueblo, también, la Iglesia
Parroquial y el antiguo Cementerio parroquial.
En la parte inferior se observan
el bosquecillo en las riberas del Río Turienzo. Evidentemente en Piedralba todo
está cerca. En la parte superior se distingue el camino vecinal que comunica
con Astorga, hacia la izquierda con el pueblo de Santiago Millas y Morales del
Arcediano, y a la derecha, también abajo, dos caminos hacia Celada
(Fuente de
información Google Earth )
(Foto
satelital capturada y guardada en el archivo de Eduardo Martinez Wurster)
Cuando visité Piedralba me
invadió la sensación de que el pueblo guarda entre sus casas y calles, en su
iglesia y en su cementerio parroquial, en aquel bosquecillo junto al apacible
Río Turienzo, una muy larga historia que se remonta por siglos. Una parte de
esa historia de Piedralba que he podido rescatar está escrita en diferentes
sitios y también fotografiada por viajeros anónimos. Hay sin dudas otra parte
de la historia de Piedralba que no está escrita y creo que debemos empezar a
reunirla y a redactarla.
Sin embargo cuando se recorren
sus callejuelas angostas, o también cuando se ingresa a su iglesia, o cuando se
van descubriendo detalles de Piedralba que remontan al medioevo, uno como
visitante puede imaginar que allí se han de haber vivido muchas historias. Ese
“medioambiente” piedralbino me sugiere que allí deben haberse vivido muchas historias
en las que nuestros ancestros han sido parte de ellas. Así, la fuente de agua
de piedra albina en el Camino de Celada, o una puerta desvencijada por los
años, o un solado de piedras ya pulido por el paso de hombres y carros, o los
gastados umbrales de la Iglesia Parroquial, insinúan suficientes datos para
imaginarnos trasladados muchos siglos atrás.
Creo que cuando uno se
detiene en estos detalles y se “traslada en el tiempo”, empieza a disfrutar el
encanto de caminar por las callecitas de estos pueblos antiguos de España. Creo
que es allí cuando uno comienza a descubrir esa “magia” que se ha atesorado entre
esas paredes de piedra durante tantos siglos de historia.
Cuando caminé aquellas
callejuelas de Piedralba, cuando “pisé” aquellas piedras que, por su ubicación,
seguramente han de haber sido caminadas por los Bisabuelos y el Abuelo, también
por nuestros ancestros, o cuando me paré en el atrio de la Iglesia frente al portal
de la Parroquia San Cristóbal, tuve la sensación que ellos ya habían pasado por
allí, al menos unos 150 años antes que yo. Tuve en esa oportunidad una
“sensación interna” que me “sugería” que aquellos escenarios que yo estaba
viendo por primera vez no eran extraños para mí.
Una antigua
puerta de otra casa abandonada. El agujero en la parte inferior de la puerta,
¿estaría allí para que los gatos entraran y salieran de la casa con “libertad”?
(Foto del
Archivo de Eduardo Martinez Wurster)
Una casa de
Piedralba de típica arquitectura maragata
(Foto del
Archivo de Eduardo Martinez Wurster)
Una casa de
Piedralba de típica arquitectura maragata. Una casa en “silencio”, sin techo y
con su portón desvencijado. Pareciese que sus habitantes se fueron hace mucho
tiempo.
(Foto del
Archivo de Eduardo Martinez Wurster)
Los
Martinez formaron sus familias siguiendo una costumbre maragata
Los Martinez formaron sus familias con miembros
de las mismas familias que vivían en Piedralba, en Astorga y en los otros
pequeños pueblos de la Comarca Maragata diseminados en un círculo de 6
kilómetros de radio a partir de Piedralba.
Todos estos pueblitos se encuentran hoy
comunicados por caminos rurales y vecinales que, intuyo por sus trazados que
“copian” las irregularidades de la llanura leonesa, se han de corresponder con
los caminos que los habitantes de la Maragatería recorrieron desde el Siglo
XVIII o antes. Dentro de ese círculo de 12 km de diámetro, con centro en
Piedralba, se encuentran la ciudad de Astorga, el Arrabal San Andrés Extramuros
de Astorga, el barrio Rectivía de Astorga, Valdeviejas, Oteruelo, Morales de
Arcediano, Val de San Lorenzo, Cuevas, Celada, Nistal, Matanza, Valderrey,
Bustos, Tejados, Curillas, Santiago Millas, Riego de la Vega. De todos estos
pueblos fueron oriundos los ancestros del Abuelo Bernardo Martinez Martinez y
de los Bisabuelos Fernando Martinez Perez y Dominga Martinez Martinez, al
menos, hasta el año 1750.
Alejando con el “mouse” la
imagen satelital del caserío, alejándola como si “voláramos” más alto, uno
empieza a distinguir los caminos vecinales que comunican Piedralba con los
otros pueblos de la región de la Maragatería.
Fue allí cuando yo imaginé la
gente de antaño, nuestros ancestros, circulando de a pie, o a caballo, o en
carros, por esos caminos rurales para visitar otros pueblos. Fue allí cuando
comprendí por qué las familias de un pueblo fueron uniéndose con otras familias
de pueblos cercanos, cuestión ésta que está acabadamente registrada y
documentada en los registros parroquiales. Es ahora cuando comprendo, al margen
de la presión que pudieran haber ejercido las costumbres maragatas que luego
les comentaré, por qué los “muchachos” de un pueblo iban de visitas a otro
pueblo, quizás, para conocer otras “chicas” nuevas, “distintas” de aquellas que
veían todos los días en su propio pueblo. Si este fuese el caso (que de ellos se
me ocurre que deben haber habido y muchos), vaya si esos “muchachos hicieron
huellas” en esos caminos rurales.
Antes pudo ser ésa la forma
en que los muchachos conocían a las chicas de otros pueblos. Luego con los
años, las cosas no cambiaron para nosotros, en nuestra adolescencia. Basta con
recordar que hasta no hace mucho tiempo “… a
la noviecita había que buscarla en otro barrio…”. Hoy los métodos pueden
ser similares a aquellos como los nuestros o como el de los bisabuelos, pero
hoy hay todo tipo de métodos. Creo que hay formas novedosas acorde con los
tiempos que corren. Muchos y muchas hoy en día se buscan, se conocen y luego se
frecuentan en las redes sociales, en eso que yo llamo el “ciberespacio”.
Llegado a este punto del razonamiento uno entiende que los tiempos pasan pero
las costumbres se mantienen.
Piedralba
y su proximidad a León
Cuando continué alejando la
imagen satelital de Google Earth con el foco en Piedralba, me sorprendí cuando
observé que a sólo 60 km de allí se encontraba la ciudad de León, ciudad en
donde yo había estado por unas pocas horas en mi anterior viaje a España del
año 2006.
Una pregunta surgió de
inmediato “en mi interior”, “… ¿Por qué
no supe ésto antes… … De haber sido así, en aquel viaje de 2006 pude haber
conocido Piedralba?
Me quedé “mascando la bronca”
cuando me di cuenta que perdí esa oportunidad de conocer el pueblo natal del
Abuelo, y todo esto fue por no haber investigado más en aquel momento dónde
había nacido. Pero bueno, las cosas se dan así, siempre de algún modo y por
alguna razón. En esto creo que el Señor que “está allá arriba” sabe por qué las
cosas son así… …, y las sabe hacer bien.
De regreso de mi primer viaje
a Piedralba y ya de vuelta en casa, me hice el tiempo para recordar las
vivencias, para “revisar” el viaje y para evaluar todo lo traído en la “mi
propia memoria” y en las “memorias” de mi cámara fotográfica.
Concluí que el Señor que
“está allá arriba” sabe hacer las cosas bien. De eso no me cabe la menor de las
dudas. Esta conclusión se cerró en sí misma, en mi razonamiento, cuando tomé
conciencia de cómo las cosas se fueron sucediendo “bien” durante todo el viaje.
De cómo unas se fueron encadenando con otras de manera que todas ellas nos
permitieron conocer a las personas indicadas en el momento y lugar apropiados,
de cómo estas personas hicieron viable y de algún modo fácil, esto de reunir la
información de nuestros ancestros.
El primer eslabón de esa
cadena de sucesos casuales, o no, fue nuestra visita a Piedralba, luego nuestra
recorrida por Astorga y la visita al Archivo Diocesano. Por último, nuevamente
por casualidad o no, conocimos a la Srta Sonia Cobos Carracedo del Archivo
Histórico Diocesano de Astorga y al Señor Cura Párroco de Piedralba, Don Blas
Miguélez Vara, personas amables, desinteresadas y dispuestas, que facilitaron
su tiempo, colaboraron con nosotros y se pusieron a nuestra disposición para
encontrar la información que buscábamos.
Mis
agradecimientos:
- Al Señor que está “allá arriba”.
- A mi señora Mónica Cristina Dufour Fuschini, por acompañarme
en este mi primer viaje por la Comarca Maragata y apoyarme en esta tarea de
investigar y escribir sobre las historias de nuestros Abuelos. También, a
Mónica, por insistirme en editarlos en el
blog.
- A mi hermana Ana María Martinez de Fernández por
acompañarme desde el principio como “cómplice y partícipe necesaria” de esta
aventura..
- A la Srta Sonia Cobos Carracedo del Archivo Histórico
Diocesano de Astorga por toda su disposición y colaboración.
- A Don Blas Miguélez Vara, Cura Párroco de la Iglesia Parroquial
San Cristóbal de Piedralba por su gentileza en recibirnos en su despacho y por
su tiempo.
- A los clérigos que, desde 1693 a la fecha, redactaron
las Actas en los Libros Diocesanos de Piedralba y las atesoraron el Archivo
Histórico Diocesano de Astorga, también a ellos, quienes con su labor cotidiana
desarrollada por siglos, supieron escribir una parte importante de la historia
de la gente de este pueblo de España.
Una historia breve y fresca Te has descontracturado y empezás a escribir mas libremente !! me gustó
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