011
– Nuestra llegada a Piedralba, el terruño de los Martinez Martinez, en la
Comarca de la Maragatería.
Como mencioné anteriormente, como
Piedralba se encuentra distante a sólo 6 km de la ciudad de Astorga esa misma
tarde que había llegado a Astorga decidimos visitar el pueblo natal del Abuelo
Bernardo.
En cuanto salimos de las
intrincadas callecitas del casco histórico de Astorga, en pocos minutos
estuvimos recorriendo la Carretera de Sanabria, también la ruta LE-133, que nos
llevaría a Piedralba y nuevamente a las llanuras leonesas sembradas de
ondulantes trigales. Otra vez, las señales viales de este camino rural nos
fueron mostrando a nuestro paso los nombres de los próximos pueblos en el
trayecto, nombres y lugares que me resultaban familiares porque ya los había
“visitado” virtualmente durante mis viajes por Google Earth al momento de
planificar este parte del recorrido. Así iban apareciendo los nombres de pueblos
de Santiagomillas, Piedralba, Oteruelo, Morales de Arcediano, Val de San
Lorenzo, Curillas, entre otros, todos ellos pueblitos de la Comarca Maragata.
A poco de andar por la
Carretera de Sanabria fuimos encontrando la Plaza de Toros de Astorga, la
bifurcación de la carretera a Val de San Lorenzo y el puente que sobrepasa la
autopista A6 Madrid – A Coruña. Pronto apareció ante nosotros el cartel que
indicaba el acceso a Piedralba, y nuestro GPS nos anticipaba doblar a nuestra
izquierda por la Calle Vecinal VE-193-5.
Cartel vial
sobre la Ruta LE-133, la Carretera de Sanabria, indicando el acceso a Piedralba
(Foto del archivo de
Eduardo Martinez Wurster)
Piedralba
visto desde el Camino Vecinal VE-193-5
(Foto del archivo de
Eduardo Martinez Wurster)
A medida que fuimos avanzando
por ese camino vecinal, ondulado por “copiar” sin más remedio la misma
geografía del terreno, imaginé cuántas veces nuestro Abuelo Bernardo, nuestros
Bisabuelos Fernando Martinez Perez y Dominga Martinez Martinez, y todos
nuestros ancestros habrían recorrido estos mismos caminos hoy pavimentados,
allá en el pasado, quizás, sólo estrechas y polvorientas huellas para carros y
caballos. Sentí en aquel momento, una vez más, estar recorriendo los mismos
caminos por donde ellos ya habían pasado.
Ya de vuelta en casa, me tomé
la tarea de estudiar la información del Archivo Diocesano de Piedralba y
necesariamente tuve que “bucear” entre muchos nombres, datos y fechas del
pasado para comprender cómo estaba conformado nuestro árbol genealógico. Me
llevó largo tiempo y dedicación armar ese “rompecabezas” debido a la repetición
de nombre y de apellidos en la familia, y hasta “descubrí” la existencia de
uniones matrimoniales con diversos vínculos de parentesco y grados de
consanguinidad. A estas cuestiones me referiré más adelante en otra de estas
“Historias de mi Familia”.
Encontré en ese “cúmulo” de
información que los Abuelos del Bisabuelo Fernando Martinez Perez, por allá… … entre
los años 1760 y 1780, habían nacido respectivamente en Oteruelo y en el Arrabal
de San Andrés, Extramuros de la ciudad de Astorga, y que sus Bisabuelos
paternos eran naturales de Piedralba.
Cuando tomé noción de esas
fechas y analicé las fotos tomadas en este viaje a Piedralba comprendí que mis
Bisabuelos (Don Fernando Martinez Perez y Doña Dominga Martinez Martinez), sus
respectivos padres (Don Simón Martinez Martinez y Doña Gerónima Perez Andrés, y
Don Bernardo Martinez Andrés y Doña Manuela Martinez Santos), y sus abuelos
(Don Fernando Martinez Perez (con igual nombre y apellidos que mi Bisabuelo) y
Doña Isabel Martinez Silva, Don Domingo Perez Franco y Doña Paula Andrés del
Río, Don Clemente Martinez Perez y Doña Josefa Andrés del Río, y Don Domingo
Martinez Andrés y Doña Dominga Santos Calvo), tuvieron que haber recorrido
muchas veces en sus vidas este mismo trayecto que yo estaba haciendo entre
Astorga a Piedralba.
Árbol
Genealógico de ancestros de mi Abuelo Don Bernardo Martinez Martinez: sus
Padres, sus Abuelos y sus Bisabuelos. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)
Ahora, cuando estoy
escribiendo estas conclusiones y analizo la foto anterior, la actual vista de
Piedralba desde el Camino Vecinal VE-193-5, pienso que los viajeros de aquella
época hace casi doscientos cincuentas años, entre nuestros ancestros, han de
haber tenido una vista semejante toda vez que se aproximaban a este pueblito
viniendo de Astorga.
Empiezo entonces a percibir
sentimientos “encontrados”.
Pienso que yo he recorrido en
el año 2011 los mismos caminos que nuestros ancestros pudieron haber caminado
hace más de doscientos años atrás. Me pregunto por qué no pude encontrar “algún
vestigio” de nuestros familiares en Piedralba. También, algún indicio de
aquellos descendientes que se quedaron allá por los años 1880 a 1890 al momento
que los Bisabuelos Fernando y Dominga y el Abuelo Bernardo y sus hermanas
emprendieron el viaje definitivo a la Argentina. Empiezo a entender entonces que
quizás yo no alcance a encontrar las respuestas que busco a estas preguntas.
Conociendo
Piedralba
Como el que conducía el auto
era yo, no tuve otra opción que elegir el lugar donde estacionarlo en cuanto
llegáramos a Piedralba, porque de antemano conocía las posibles respuestas que
mis compañeras de viaje (mi hermana Ana María y mi señora Mónica) podrían dar
si yo les preguntaba. Ya había recibido respuestas en otros lugares de España
cuando pregunté “… ¿Dónde quieren que
estacione?...”. Intuía de antemano que las respuestas podrían ser:
Respuesta Alternativa A: “… donde quieras,…
total nosotras sabemos lo mismo que vos…”,
Respuesta Alternativa B: “… vos manejás,…,
vos decidís…”
Debo reconocer que no tuve
que hacer ningún esfuerzo en elegir el lugar para estacionar dentro de aquel
caserío chato, tampoco en ubicarlo. Elegí hacerlo frente a la Iglesia
parroquial porque ése debía ser nuestro punto de inicio del recorrido por
Piedralba. Me guié por la espadaña y el campanario de la iglesia para llegar a
ese lugar, porque ellos emergía en todo momento por sobre los techos de tejas
rojizos. Pronto estuvimos junto a la Iglesia Parroquial San Cristóbal y
estacionamos frente a su espadaña y el campanario, frente al portal de la
iglesia, en el atrio y en la calle, porque en Piedralba estos tres espacios
funcionales ocupan el mismo lugar.
La Iglesia
Parroquial San Cristóbal de Piedralba, vista desde el interior del pueblito
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)
En cuanto me bajé del auto y
puse los pies en “Piedralba” por primera vez, me embargó una sensación de
satisfacción por estar pisando el terruño de nuestros ancestros. Recuerdo como
si fuera ahora que agradecí al Señor, ”el que está allá arriba”, por haberme
permitido llegar hasta allí, por “dejarme vivir” ese momento y por “darme la
oportunidad” para conocer y recorrer ese pueblito con tanta “magia” para mí.
La Iglesia
Parroquial San Cristóbal de Piedralba. Se distinguen su espadaña y el
campanario con tres campanas y el portal de ingreso, sencillo, sobre su pared
lateral. El atrio y la calle ocupan el mismo espacio. (Foto del archivo de
Eduardo Martinez Wurster)
Luego de mis agradecimiento,
y antes de dar mis primeros pasos en esa tierra, miré a mi alrededor, y fue
allí cuando tomé conciencia de la realidad que tenía ante mis ojos. Con la
imaginación me trasladé 120 años, 200 ó más años atrás para tratar de
visualizar cómo habría sido Piedralba en los Siglos XVIII y XIX, el pueblo
que vivieron nuestros ancestros. Las imágenes que percibía me sugirieron que
Piedralba ha de haber sido así, tal como yo lo estaba percibiendo hoy, pero con
algunos cambios. Debe haber sido "un Piedralba" con las mismas casas maragatas de piedras
mampuestas y techos de tejas y de piedras lajas, con sus calles de tierra, con personas
caminando y niños jugando, con carros tirados por caballos por aquí y por allá.
Imaginé algunas chimeneas, ésas que hoy estaban sin humear lucíendo sólo la
piedra albina en su coronamiento, indicando que en los hogares se estarían
cociendo algún guiso o alguna otra receta maragata, una de aquellas que en la
casa del Abuelo Bernardo de la bodega de Chacras de Coria se solían preparar.
Imaginé oir algún bullicio lejano para completar aquella escena imaginaria, porque
en aquella tarde de Mayo de 2011 era todo quietud en Piedralba, ni siquiera había
ruidos, tampoco personas, y menos aún, niños. Las calles de Piedralba se mostraron
esa tarde desiertas. La sensación era como si “a todos sus habitantes se los
hubiera tragado la tierra”.
Vivida esta primera sensación,
miré detenidamente el portal de ingreso a la Iglesia parroquial y debo ser sincero,
me llené de emoción al observar aquel escenario. Más aún, creo que “…se me
cayeron las medias…” cuando vi esas puertas del portal gastadas por los años,
esos umbrales de madera “pulidos” por el paso de la gente. Imaginé que el 04 de
Marzo de1867, esto es, 144 años antes, el Abuelo Bernardo con tres días de vida
entró por esas puertas para ser bautizado por el cura párroco Don Felipe
Santiago García, posiblemente en brazos de su madre, la Bisabuela Dominga
Martinez Martinez, acompañada en esa oportunidad por su padre, el Bisabuelo
Fernando Luis Martinez Pérez, y por los testigos: Don Miguel Martinez y su
esposa Doña Elena Martinez
Portal de
ingreso a la Iglesia Parroquial San Cristóbal de Piedralba. Se observan las
puertas “vencidas por el peso”, el umbral de madera gastado por el paso de la
gente, un agujero sobre la parte inferior derecha de la puerta. (Foto del archivo de
Eduardo Martinez Wurster)
La espadaña
y el campanario con tres campanas de la Iglesia Parroquial San Cristóbal de
Piedralba vistos desde el atrio y la calle. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)
El Acta n°
126 del Libro Diocesano n° 2 de Bautismos y Nacimientos de la Iglesia
Parroquial San Cristóbal de Piedralba,
correspondiente al Bautismo y Nacimiento del
Abuelo
Bernardo Martinez Martinez, de fecha 03 de Marzo de 1867.
(Foto del archivo de
Eduardo Martinez Wurster)
Pasado ese momento, el de las
primeras sensaciones, el de sus consecuentes escenarios “imaginados”, iniciamos
nuestro recorrido al pueblo.
Aprovechando que estábamos en
la Iglesia, subí a su espadaña y al campanario a través de su escalera de
acceso externa. Desde allí, desde lo alto, por encima de los techos del
caserío, pude mirar Piedralba “desde arriba”. Cuando llegué al campanario
“conocí” de cerca sus campanas y las estructuras de madera que las mantiene
suspendidas, vaya uno a saber desde qué época están allí manteniéndolas en el
lugar. Con sorpresa, también con alguna añoranza por los ancestros no conocidos
que vivieron en Piedralba, pude observar que una de las campanas tiene colocada
la fecha de su fundición, el año 1861. La asociación de pensamientos fue
inmediata. Esa campana ya estaba en ese lugar tañendo para llamar a los
feligreses e Piedralba antes de que naciera el Abuelos Bernardo en Marzo de 1867.
Foto panorámica del
pueblo de Piedralba, tomada desde el campanario de la Iglesia Parroquial de San
Cristóbal. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)
Una de las dos campanas
principales de la Iglesia Parroquial de San Cristóbal de Piedralba
(Foto del archivo de
Eduardo Martinez Wurster)
1861: El año
de fundición y de fabricación de las campanas de la Iglesia parroquial San
Cristóbal de Piedralba (Foto del archivo de Portal de Piedralba - Centro de
investigación y divulgación cultural - Arte religioso de Piedralba) [1]
Recorrimos luego las calles
de Piedralba a pie donde encontramos casas antiguas restauradas, y casas muy
antiguas abandonadas la mayoría de ellas con las cabreadas y sus techos
“vencidos por el paso de los años”. Pudimos observar casas de típica
arquitectura maragata, construidas de piedras chatas mampuestas y unidas por
una argamasa, con techos cubiertos de piedras lajas y también de las típicas
tejas españolas. Todas las casas “mostraban” sus portones antiguos de madera,
algunos “ya cansados de tanto estar allí”, otros con sus herrajes antiguos,
muchos de ellos con un agujero de un tamaño y con una ubicación tales que
sugieren que pudieron ser utilizados por los gatos y perros pequeños para
entrar y salir de esas casas.
Muchas casas “lucen” en su
parte más alta, en las cumbreras de sus techos o en las chimeneas, una piedra
albina. No tengo información alguna sobre el origen y el significado de poner
esa piedra albina en esas partes altas de las casas, tampoco he encontrado aún
referencias del significado de la presencia y colocación de tales piedras, pero
intuyo que se pudiera ser una costumbre de vieja data. Siempre trato de
encontrar y a veces arriesgo una explicación a todo. En ese sentido se me ha
ocurrido pensar que, como la piedra albina es de esa zona, los dueños de las
casas las pudieron haber puesto para identificarse como naturales de Piedralba.
Pero insisto, esta explicación mía es sólo una simple suposición.
[1] Portal
de Piedralba: http://www.de-leon.com/default.asp?t=Religioso&act=6&id=2238
Una
callecita de Piedralba, con casas maragatas, alguna antigua abandonada, otras
restauradas y habitadas. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)
Otra calle
de Piedralba, con casas maragatas, restauradas y habitadas.
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)
Esta ventana
pertenece a una casa antigua de típica arquitectura maragata,
(Foto del archivo de
Eduardo Martinez Wurster)
Otra calle de Piedralba, con casas maragatas, restauradas y habitadas.
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)
Otra casa
antigua de típica arquitectura maragata, en la calle camino de la fuente de
piedra albina, camino del otro pueblo de la Comarca Maragata: Celada
(Foto del archivo de
Eduardo Martinez Wurster)
Detalles de
un viejo portón y y sus herrajes, en una antigua casa maragata abandonada.
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)
Una típica y antigua
casa maragata, ubicada a no más de 50 m de la Iglesia Parroquia. La chimenea de
esta casa luce una piedra albina en su parte superior
(Foto del archivo de
Eduardo Martinez Wurster)
En nuestra recorrida por las
calles de Piedralba pronto llegamos a la fuente de piedra albina, lugar al que
yo quería llegar porque se encuentra en una de las márgenes del Río Turienzo,
en la intersección de la Calle de Astorga, de la Calle de Puntejas y de la
Calle de la Vega. La fuente de piedra albina se encuentra en una de las salidas
del pueblo camino hacia Celada, distante a casi 4 kilómetros en línea recta. Me
imaginé que el Abuelo Bernardo y sus padres, el Bisabuelos Fernando Luis
Martinez Perez y la Bisabuela Dominga Martinez Martinez pudieron haber pasado
varias veces por esta esquina, por esta fuente, ya sea camino al Río Turienzo,
sea camino al pueblo de Celada.
Ya de vuelta en casa, al
tiempo de analizar la información traída de Piedralba y de “volver a recorrer”
aquellos lugares, comprendí que nuestros ancestros, entre ellos la Bisabuela
Dominga Martinez Martinez, también sus padres Don Bernardo Martinez Andrés y
Doña Manuela Martinez Santos, también sus abuelos maternos Don Domingo Martinez
Andrés y Doña Dominga Santos Calvo, han de haber recorridos este camino a
Celada, han de haber pasado por esta fuente de piedra albina en muchas oportunidades
en sus viajes entre Piedralba y Celada, puesto que Don Domingo Martinez Andrés
era natural de Celada, otro pueblito de la Comarca Maragata.
La fuente de
piedra albina ubicada en la intersección de la Calle de Astorga, de la Calle de
Puntejas y de la Calle de la Vega, en una de las salidas de Piedralba hacia
Celada, distante a casi 4 kilómetros. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)
Retornamos hacia la Iglesia
Parroquial por la Calle de Puntejas donde observamos viejos tapiales con sus
puertas de madera que sugieren que allí existió una vieja casona a la vera del
Río Turienzo. Mientras recorría esa calle de Puntejas y observaba el curso de
Río Turienzo asocié tres cuestiones: el tranquilo escurrimiento del río, los
trigales de los campos circundantes a Piedralba y aquellas piedras de molinos
que había visto “descansando” y arrumbadas en algunas casas antiguas del
pueblo. Inmediatamente asocié esos tres “datos” con aquellos otros que había
“descubierto” cuando había realizado parte de mi investigación sobre lo que el Bisabuelo
Fernando Martinez Perez y el Abuelo Bernardo Martinez Martinez había hecho en
Argentina. En efecto, esos tres datos se relacionaban con aquellos de la
explotación industrial y comercial del molino harinero y de la “Harinería y
Corralón” que el Bisabuelo y el Abuelo tuvieron por allá por el año 1896,
cuando ya se encontraban radicados en la ciudad de Mendoza. Sin ninguna duda el
Bisabuelo y el Abuelo cuando hicieron en Mendoza una vez radicados aquello que
ellos sabían hacer en su tierra natal.
El paredón
de una antigua casa sobre la Calle de Puntejas y la vera del Río Turienzo
(Foto del archivo de
Eduardo Martinez Wurster)
Una de las puertas de la antigua casa sobre la Calle
de Puntejas y la vera del Río Turienzo
(Foto del archivo de
Eduardo Martinez Wurster)
A poco de caminar por la
calle de Puntejas llegamos a las puertas del viejo cementerio parroquial,
ubicado también sobre la ribera del Río Turienzo, a unos 50 metros de la
Iglesia parroquial San Cristóbal. Se trata de un predio bien antiguo, de
aproximadamente 20 metros por 40 metros, delimitado por una pared de mediana
altura, construida con piedras mampuestas siguiendo el mismo estilo de las
paredes de las casas maragatas. El cementerio tiene un portal que identifica el
ingreso inequívocamente. Se trata de la única entrada que de lejos se la distingue
por una viga adornada de tejas españolas que “luce” en su centro una antigua
cruz. La entrada al cementerio tiene dos pequeñas puertas desvencijadas, como
si ellas estuvieran “… insinuando estar
cansadas de tanto vivir…”. Estas viejas puertas “… no pueden ocultar…” el paso del tiempo. Dentro del cementerio crecen los pastos. Con
dificultad se puede distinguir alguna cruz y sobre la pared del fondo una especie
de atrio.
Antiguo cementerio parroquial de Piedralba
(Foto del archivo de
Eduardo Martinez Wurster)
Interior del
antiguo cementerio parroquial de Piedralba
(Foto del archivo de
Eduardo Martinez Wurster)
Cuando estuve frente a este
cementerio antiguo, frente a esas puertas desvencijadas, intuí que allí podrían
estar enterrados muchos de nuestros ancestros. Ya de vuelta en casa, al tiempo
de revisar la información del Archivo Diocesano de Astorga, pude confirmar lo
que había intuido. En efecto, no me había equivocado en esa presunción ya que
muchos ancestros de los Martinez Martinez estaban enterrados en ese pequeño y
antiguo cementerio parroquial de Piedralba. Entre las personas allí sepultadas
se encuentran nuestros ancestros:
-
Don Bernardo Martinez Andrés y Doña Manuela Martinez
Santos, los padres de mi Bisabuela Dominga Martinez Martinez, y al menos cuatro
de los hermanos de mi Bisabuela, una nena fallecida el día de su nacimiento en
1831, un varón de 3 meses de edad fallecido en 1841, Josefa Martinez Martinez
de 10 años de edad fallecida en 1843, y otro varón de 4 años de edad fallecido
en 1849.
-
Don Simón Martinez Martinez y Doña Jerónima Perez
Andrés, los padres de mi Bisabuelo Fernando Luis Martinez Perez, ambos
fallecidos antes del año 1895.
-
Doña Dominga Santos Calvo (viuda de Domingo Martinez
Andrés), la Abuela de mi Bisabuela Dominga Martinez Martinez, fallecida en
1849.
-
Don Domingo Martinez Andrés (esposo de Doña Dominga
Santos Calvo), el Abuelo de mi Bisabuela Dominga Martinez Martinez, fallecido
en 1827.
-
Don Domingo Perez Franco (esposo de Doña Paula Andrés
del Río), el Abuelo de mi Bisabuelo Fernando Luis Martinez Perez, fallecido en
1848.
-
Don Thomás Martinez Santos, hermano del padre de mi
Bisabuela Dominga Martinez Martinez, fallecido en 1812 a los siete años de
edad.
-
Don Andrés Martinez del Barrio, quien fue hermano de
Serafina Martinez del Barrio, Tía de mi Bisabuelo Fernando Luis Martinez Perez,
fallecido en 1833 a los 5 años de edad.
-
Doña Marcela Martinez del Barrio, quien fue hermana de
Serafina Martinez del Barrio, Tía de mi Bisabuelo Fernando Luis Martinez Perez,
fallecido en 1825 a los 22 meses de edad.
-
Doña Paula Silva de Martinez, la Bisabuela de mi
Bisabuelo Don Fernando Luis Martinez Perez, fallecida en 1830.
-
Don Francisco Martinez, esposo de Paula Silva, el
Bisabuelo de mi Bisabuelo Don Fernando Luis Martinez Perez, fallecido en 1809
-
Doña Andrea Andrés, Tía de la madre (Doña Manuela
Martinez Santos) de mi Bisabuela Dominga Martinez Martinez, fallecida en 1831.
-
Doña Juliana del Río, la madre de la Bisabuela (Doña
Josefa Andrés del Río) de mi Bisabuela (Doña Dominga Martinez Martinez),
fallecida en 1805.
-
Don Basilio Martinez Andrés, hermano de Don Bernardo
Martinez Andrés, el Tío de mi Bisabuela Dominga Martinez Martinez, fallecido en
1805 a los 12 años de edad.
Cada vez que leo este último
párrafo y veo esas imágenes de ese pequeño cementerio, recuerdo las palabras
que le mencioné a Don Blas Miguélez Vara, Cura Párraco de la Parroquia San
Cristóbal de Piedralba: “… Don Blas, creo
que en ese cementerio están enterrados muchos de mis ancestros… … Creo que en
ese pedazo de tierra hay más ADN mío que en cualquier otra parte del mundo…”.
Me encantó la historia y como la contaste !!!
ResponderEliminary de paso reviví la visita a Piedralba, que para vos fue muy importante
Felicitaciones por el trabajo !!!
pues te falto haber incluido a la familia de Bonifacio Prieto y Purificación Lopez quienes fueron socios de los Martines, quienes llegaron con los Martines en la misma época a Mendoza Argentina.La familia Prieto de los cuales aun hay descendientes en Priedralba, en esta presentación pones fotos de las antigua casa paterna de los Prietos, la cerradura hecha por ellos en la herrería y la casa de uno de los descendientes Prieto, que paso con la sociedad el tiempo se llevo la respuesta
ResponderEliminarHola Apareces como desconocido. Te comento que Eduardo fallecio hace unos 5 anos y como encontre un escrito relativo al tio Bonifacio lo adjunto por si tiene interes para vos. Lo
Eliminarpego a continuacion
"Recuerdo que yo era muy chico, me remonto al año 1953 ó 1954, y recuerdo que a la casa de mis Abuelos (ellos ya fallecidos a ese momento) llegabacon frecuencia el "Tío Bonifacio" Prieto, como así lo llamaba mi Padre. Luego muchos años encontré unas memorias de emigrantes editadas por la Junta de Castilla y León, y escritas por Mary Mabel Prieto (hija de Lorenzo Prieto) que hacía referencia a los hermanos Bonifacio (nacido en Piedralba entre 1882 y 1896), a su Padre (Lorenzo, nacido en Piedralba aprox. en 1906), Francisco. Roque y una hermana, todos nacidos también en Piedralba. Esta
hermana era melliza de Lorenzo y falleció ahogada en el Río Turienzo en Piedralba. El "Tío Bonifacio" y Roque Prieto migraron a la Argentina y luego lo hizo Lorenzo, viajando de polizón en un barco hacia
Sudamérica, "... siguiendo los pasos de sus hermanos Bonifacio y Roque y de sus primos también naturales de Piedralba...", como señala Mary Mabel
Prieto. Aquí, con este relato, yo sospecho que sus primos pudieron haber sido mi Abuelo por ello que mi Padre lo llamaba "Tío Bonifacio". El padre de los Prieto fue por muchos años el veterinario de Piedralba.
Hola buenas tardes, soy de Uruguay y estoy buscando mis raíces que por lo que se son de piedralbar,nose si quedara alguien ahí con ese apellido que era(del barrio) y cuando llegaron a Uruguay cambió por el de (Barrios).si tienen información alguna les agradezco.
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