miércoles, 26 de septiembre de 2012

010 – Nuestro viaje a Piedralba, al terruño de los Martinez Martinez, en la Comarca Maragata


010 –  Nuestro viaje a Piedralba, al terruño de los Martinez Martinez, en la Comarca Maragata


La Comarca de la Maragatería situada en los alrededores de Astorga
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

La expectativa por conocer donde habían nacido los Bisabuelos Fernando Luis Martinez Perez y Dominga Martinez Martinez y el Abuelo Bernardo Martinez Martinez se fue acrecentando a medida que fuimos recorriendo la que llamé la “ruta hacia los pueblos de los Abuelos”. Fuimos conociendo gente fantástica, diversos paisajes y singulares pueblos antiguos de España. Todo ello sumó para que nuestra llegada a Piedralba estuviese apropiadamente “ambientada”, plena de los recuerdos recogidos a lo largo del camino recorrido.

En otro momento he de contar con más detalles nuestro viaje por España de Mayo de 2011 porque allí cada lugar, cada pueblito y su gastronomía no “tienen desperdicio”.

En esta oportunidad quiero referirme a nuestra llegada a Piedralba, el pueblo natal del Abuelo. Quiero de algún modo poder describir las expectativas que se fueron creando, al menos en mí, a medida que nos fuimos aproximando a Piedralba, en la provincia de León, luego de haber conocido Sant Salvador de Toló, en Lérida, donde experimenté “sensaciones encontradas” en el pueblo natal de la Abuela Encarnación Rosell Boher, y luego de haber recorrido un largo camino conociendo pueblitos y ciudades antiguas con mucha historia.

Nuestra ruta “hacia los pueblos de los Abuelos”, con todas las expectativas centradas en lo que en ellos encontraría, arrancó en Cadaqués sobre la costa mediterránea catalana luego de pasar unos días en Barcelona. Esto de pasar unos días en la capital catalana fue una condición que mi hermana Ana María me había puesto de antemano a medida que fuimos planificando el viaje, “a cambio” de acompañarme por el resto del trayecto. Debo ser sincero, este condicionamiento no me obligó a nada, por el contrario, conocer Barcelona, recorrer su casco antiguo y conocer la arquitectura de Gaudí en sus magníficos edificios fueron experiencias imperdibles. También lo fue el asistir a la misa celebrada por un único cura párroco en tres idiomas, el catalán, español y francés, en la Iglesia de la Madre de Dios de Belén del Siglo XVII en la esquina de La Rambla y Calle del Carmén, en Barcelona.

Cada vez que recuerdo este viaje me digo a mí mismo “… quiera el Señor que tengamos otras tantas oportunidades para “condicionarnos” los recorridos de nuestros viajes, tal como fue en esa ocasión…”.

Dejamos Cadaqués en la mañana temprano  después de haber disfrutado de sus paisajes de día y de noche, y de su gastronomía. A poco de andar por la provincia de Girona, aparecieron nombres de lugares que empezaban a ser familiares debido a las investigaciones que había hecho sobre nuestra genealogía. Pronto nos vimos “inmersos” en la bellezas de los Pirineos Catalanes de la provincia de Girona, en primavera. Nuestro destino era la antigua ciudad La Seu dÚrgell en Lérida, ubicada en el portal de entrada a Andorra. Luego pasaríamos por Alt’Urgell para llegar a Pallars Jussá y finalmente a Sant Salvador de Toló. Luego de recorrer y conocer el pueblo natal de la Abuela Encarnación, seguimos camino hacia Huesca por los Pirineos Aragoneses. Al día siguiente retomamos nuestro camino hacia Jaca , cerca de la frontera con Francia por el paso de Somport (del latín “Summus Portis”, el paso más alto) donde nos encontramos con la primera “parada obligada” de los peregrinos que recorrían el Camino Aragonés de Santiago hacia Santiago de Compostela. A muchos de ellos, peregrinando de a pie y  en bicicleta, los cruzamos en nuestra ruta desde Jaca hacia Pamplona, en Navarra. Finalmente “recalamos” en la coqueta Hondarribia en el País Vasco para luego partir hacia la Cantabria y León.

Muchos pueblitos medievales fuimos conociendo y sus imágenes fueron quedando en nuestra memoria. A muchos los ubico en mis recuerdos en “tiempo y espacio”, entre tanto otros, sobretodo aquellos ubicados en las cimas de promontorios o por allá lejos sobre el faldeo de alguna sierra, los retengo en mis recuerdos sin acordarme de sus nombres. A casi todos los encuentro “delineados” como un conjunto de casas aglomeradas de tonalidades amarillas, ocres y marrones, con techos de tejas, dentro del cual se distinguen, por su arquitectura, las bellas y sencillas parroquias de estilo románico propias de Cataluña, Aragón, el País Vasco y la Cantabria.

Entramos a la provincia de León por el norte de España, por la ruta A-66, cruzando la cordillera de los Picos de Europa. Veníamos procedentes de la Cantabria donde habían pasado un día y medio en el antiguo pueblito medieval de Santillana del Mar.

A esta altura del viaje nuestra memoria ya estaba “invadida” de los hermosos recuerdos recogidos a lo largo del camino andado. Faltaba aún incorporar las imágenes y las emociones que recibiríamos en el terruño de los Martinez Martinez, en la Comarca de la Maragatería.

Nuestra llegada a Astorga, nuestra llegada a la Comarca de la Maragatería


El Ayuntamiento y la Plaza Mayor de Astorga, con su campanario y los Maragatos
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)


Los muñecos Maragatos del campanario del Ayuntamiento de Astorga tañen la campana en sincronismo con la hora. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

Habíamos reservado nuestro hotel en Astorga porque Piedralba se encuentra a sólo 6 km y porque en Astorga se encuentran los Archivos Diocesanos Históricos de los pueblitos de la Comarca Maragata.

A medida que fuimos cruzando la cordillera cantábrica y los carteles viales nos iban indicando nuestra aproximación a Astorga, las “ganas por conocer” el terruño de los Abuelos Martinez Martinez iba incrementándose. Nuestro acompañante de viaje, nuestro GPS, nos iba dando a cada momento, con más precisión que la señalización vial, dos variables que aumentaban la ansiedad: por un lado la distancia faltante por recorrer, por otro el tiempo estimado de viaje hasta Astorga.

La ruta A-66 nos hizo dejar atrás las últimas estribaciones de la cordillera cantábrica al tiempo que aparecía delante de nosotros la llanura leonesa en toda su plenitud. Era aquella llanura sobre la cual tanto había leído mientras planificaba este viaje, aquella misma plena de trigales ondulantes a la que se refieren las guías del caminante de Santiago de Compostela, aquella que tanto temen los peregrinos de Santiago por su hastío y monotonía, también, por las elevadas temperaturas en primavera y verano.

Pronto la ruta A-66 nos llevó a la intersección con la ruta N-120, que es la que vincula León con Astorga, también, es el tramo del Camino de Santiago de Compostela. No bien giramos a la derecha por la ruta N-120 empezamos a sobrepasar a los peregrinos que recorrían el Camino a pie y en bicicleta al tiempo que las indicaciones viales nos indicaban nuestra aproximación a las localidades de Valverde de la Virgen, Hospital de Órbigo, Santibáñez de Valdeiglesias, San Justo de la Vega y finalmente Astorga.

Nuestro hotel reservado estaba ubicado en el casco histórico en Astorga, en la calle Plaza de Eduardo Castro frente a la Catedral Santa María de Astorga y al Palacio Episcopal diseñando por Gaudí. La ubicación del hotel no pudo ser mejor para cumplir nuestro objetivo.


La Catedral Santa María de Astorga, cuya construcción se inició en el año 1471, se edificó en el predio donde existía un templo prerrománico y otro de estilo románico, éste último consagrado en el año 1069 durante período de reorganización del Reino de León
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)


El Museo de los Caminos, anteriormente el Palacio Episcopal de Astorga. Este edificio fue proyectado por Antoni Gaudí y su construcción se llevó a cabo entre 1889 y 1915
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)


Un peregrino descansando Plaza de Eduardo Castro
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)


Peregrinos en bicicleta llegando por la calle de la Plaza de Eduardo Castro a
la Catedral Santa María de Astorga
 (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)


Señalización del Camino de Santiago por la Calle de Leopoldo Panero
 frente a la Plaza de la Catedral y junto al antiguo Hospital San Juan Bautista de Astorga
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)


Otra señalización del Camino de Santiago por la Calle de Leopoldo Panero, esta vez indicando l
a dirección hacia la Rua de la Judería. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)



Peregrinos dejando la Catedral Santa María y siguiendo el Camino de Santiago por la Calle de Portería. El famoso Albergue de Peregrinos San Javier, ubicado en Calle Portería, 6, se encuentra a media cuadra de este punto. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

No bien dejamos nuestras valijas en el hotel partimos para Piedralba. Al menos yo iba cargado con mi cámara fotográfica y con una “mochila llena de ansiedades” por conocer el pueblo de los Bisabuelos y del Abuelo Bernardo. También, en “algún bolsillo de esa mochila” llevaba alguna esperanza de encontrar algún vestigio o alguna referencia de familiares que se hubieran quedados en esas llanuras al momento de la partida del Abuelo, por allá por los años 1880 a 1890. Digo que esa tarde “llevaba alguna esperanza” porque tenía aún "fresca" en mi memoria la reciente experiencia vivida en el pueblo de Sant Salvador de Toló donde no encontré evidencias ciertas de gente que pudieran referirme a familiares que se quedaron en esas tierras, también, al momento de la partida de los Abuelos Rosell Boher.













009 – La planificación del primer viaje a los terruños de los Abuelos: Piedralba en León, y Sant Salvador de Toló en Lérida, España


009 – La planificación del primer viaje a los terruños de los Abuelos: Piedralba en León, y Sant Salvador de Toló en Lérida, España

Este primer viaje a Piedralba y a Sant Salvador de Toló lo fui planificando en etapas a medida que fue madurando mi interés por conocer de dónde habían venido nuestros Abuelos y Bisabuelos. Para usar un término de los chicos de uso cotidiano, podría decir que esta etapa del viaje fue “la previa”.

El primer paso fue investigar donde habían nacido los Abuelos y para ello debimos recurrir a diferentes fuentes de información. Uso el verbo en la primera persona y en plural porque involucré a mi hermana Ana María para llevar adelante esta parte de la investigación, en carácter de “cómplice y partícipe necesario”.

Sabíamos que el Abuelo Bernardo Martinez Martinez era de León, España, y nada más. De la Abuela Encarnación Rosell Boher teníamos información más precisa. Sabíamos que ella había nacido en Sant Salvador de Toló, Lérida, España, porque mi Tía Ñata (Dominga Emilia Martinez Rosell, hermana de nuestro Padre Bernardo Daniel) así nos lo había comentado. Además esta misma información la pude confirmar en mis conversaciones con Pedro Rosell Navarro, cuando me relató recuerdos de su Padre (Don Pedro Rosell Boher, nuestro “Tío Pedro” hermano de la Abuela Encarnación Rosell Boher) sobre el retorno del Bisabuelo Don Pedro Rosell i Mir a Cataluña y a Sant Salvador de Toló, y sobre de adolescencia en La Seu d’Urgell, en Lérida.

Así las cosas, al no tener idea dónde el Abuelo Bernardo había nacido exactamente, sobrevinieron la pregunta y la consecuente respuesta de rigor: ¿Por dónde empezar? Creímos entonces que debíamos contar con el certificado de defunción del Abuelo Bernardo porque, siendo lógicos, ese documento debería contener algún tipo de información al respecto.

Fue así que empezamos a “transitar el camino” para obtener el certificado de defunción. Fuimos entonces con Ana María al Archivo del Registro Civil de Mendoza porque sabíamos que el Abuelo había fallecido en Mendoza. Fuimos preparados para soportar las “esperas” de rigor y, también, para “sortear” con la mejor paciencia los procedimientos burocráticos. Pronto sabríamos cómo eran estos trámites y qué requisitos debíamos satisfacer para alcanzar el cometido, porque nada es fácil en esta cuestión de buscar certificados de personas fallecidas. Para acortar el relato, antes de iniciar la tramitación del certificado de defunción propiamente dicha, debimos demostrar que nosotros éramos nietos de Bernardo Martinez Martinez para lo cual debimos gestionar y obtener en el mismo registro civil, pero en trámite separado, la documentación que así lo demostraba.

Demostrado que éramos nietos de nuestro Abuelo Bernardo, esperamos una vez más lo que tuvimos que esperar en esa oficina del registro civil, y pagamos también las tasas de rigor que hubo que pagar. Finalmente recibimos el certificado de defunción del Abuelo Bernardo y recién cuando lo tuvimos en nuestras manos supimos con certeza que el Abuelo Bernardo había nacido en Piedralba, León. En efecto, el documento “… acredita el fallecimiento de Bernardo Martinez de sesenta y dos años de edad…” (sic) “…de nacionalidad Español, de León, nacido en Piedralba…”

Acta n° 116, Folio 59: Certificado de Defunción de fecha 25 de Agosto de 1942 del Abuelo Bernardo Martinez Martinez, fallecido el 24 de Agosto de 1942.
(Foto del Archivo de Eduardo Martinez Wurster)

Vista parcial del Acta n° 116, Folio 59: Certificado de Defunción de fecha 25 de Agosto de 1942 
del Abuelo Bernardo Martinez Martinez, donde se acredita que nació en Piedralba, León, España. 
(Foto del Archivo de Eduardo Martinez Wurster)

Cuando apenas habíamos traspasado las puertas del registro civil camino hacia la calle, y ya en conocimiento que el Abuelo había nacido en Piedralba, sobrevinieron nuestras primeras preguntas: “… ¿Piedralba?,… … y dónde diablos queda Piedralba? Nuestras palabras no se hicieron esperar porque fuimos concatenando las respuestas a medida que ordenábamos los pensamientos: “… qué sé yo dónde queda Piedralba…”, “… Por lo que dice aquí queda en León…”, “… ¿Pero en qué parte? …”, “... Mirá que León es grande...”.

Hubo que esperar hasta llegar a la casa para recién ubicar en el mapa dónde queda Piedralba, pregunta que quizás Uds. también ya se habrán hecho a esta altura del relato. Es claro que saber dónde queda Piedralba fue una etapa de la investigación más fácil y más rápida que la anterior, gracias al acceso que tuvimos a las imágenes satelitales de Google Earth por Internet.

Aprovechando que estábamos con nuestra computadora en esa parte del globo terráqueo, en España, le mostré a Ana María donde está ubicado Sant Salvador de Toló. Fue así cómo inicié mi etapa de convencimiento para que visitáramos España, para que conociéramos los pueblos natales de los Abuelos.

Nuestro viaje a España no sólo comprendería la visita a los pueblos de Piedralba y Sant Salvador de Toló, sino también las antiguas ciudades históricas de Astorga en León y La Seu d’ Urgell en Lérida, Cataluña, donde se encuentran los respectivos archivos diocesanos en los cuales encontraría una parte de la documentación sobre los nacimientos, matrimonios y defunciones de nuestros ancestros, de los Martinez Martinez y los Rosell Boher.







008 – El primer viaje a los terruños de los Abuelos: Piedralba en León, y Sant Salvador de Toló en Lérida, España


008 – El primer viaje a los terruños de los Abuelos: Piedralba en León, y Sant Salvador de Toló en Lérida, España

Algunos viajeros estudian con cierta anticipación por dónde han de pasear y determinan así qué es lo que convendrá visitar en cada lugar y qué es lo que no.

Yo soy uno de esos “viajeros” que gusta planificar los viajes, de esos que les gusta “viajar de antemano”. Pero este interés por conocer los lugares elegidos por visitar sólo comprende ciertos aspectos, para el resto de ellos luego dejo que el lugar me “sorprenda” a cada paso de manera de ir “descubriendo” los encantos de cada sitio. Si me gusta el lugar visitado, luego cuando retorno a casa, vuelvo a recorrerlos ahora “acompañado” por las imágenes satelitales de Google Earth, por artículos publicados en Internet y por las fotos que pude tomar.

Debo aclarar que no soy de aquellos viajeros que leen cuanta guía turística se publica, y menos aún, lector de aquellos libros de viaje “gorditos”, pesados y plenos de letras y fotos “chiquitas” que cuestan leer. Siempre sucede que uno tiene que consultar estas guías de viaje “gorditas” cuando no hay suficiente luz, o cuando te has olvidado los anteojos para “leer de cerca”. Sin embargo debo reconocer que la información que estos “gorditos” contienen es interesante pero son poco prácticos e incómodos de consultar y de llevar durante los recorridos diarios. Es allí cuando estas guías se vuelven odiosas y terminan en un bolso en el hotel o en la guantera del auto. Es decir, siempre a trasmano. Algo para agregar a favor de estos libros “gorditos”. Son ideales para guardar tickets usados de subte u ómnibus o cualquier otro papel que uno no sabe dónde poner durante las recorridas diarias. Luego cuando uno intenta consultar el “gordito” en el lugar y la oportunidad deseada, el “gordito” se abre por donde él quiere, no por donde uno lo necesita, y se cae cuanto papel se ha guardado. Es aquí cuando la paciencia por llevar al “gordito” de paseo llega a su límite.

Yo prefiero conocer los lugares que he de visitar a través de Google Earth y otros sitios de Internet. En estos sitios web hay información actualizada con datos y fotografías que otros viajeros anteriores han captado y permiten recorrer “virtualmente” los caminos y las ciudades por donde uno planea viajar. Es un modo práctico de conocer de antemano los sitios que uno ha de encontrarse durante el viaje. Al regreso, como mencioné, es también una herramienta útil para volver a viajar desde la casa.

Es así como conocí antes de viajar Piedralba y Sant Salvador de Toló, los respectivos pueblos natales de los Abuelos Bernardo Martinez Martinez y Encarnación Rosell Boher. Los visité virtualmente durante un par de años antes de nuestro primer viaje a los terruños de los Abuelos. Fue así como supe por donde debía dirigirme y por cuales ciudades debía pasar para llegar a estos pueblos de España, bien distantes uno de otro. Piedralba se encuentra en la llanura leonesa sobre el extremo noroeste de España, y Sant Salvador de Toló en Pallars Jussá, en Lérida, Cataluña, en el medio de los Pirineos Catalanes cerca de la frontera española con Andorra.

Mi primer viaje a Piedralba y a Sant Salvador de Toló

Mi primer viaje a Piedralba y a Sant Salvador de Toló lo realicé en Mayo de 2011. Lo he denominado así, “mi primer viaje”, porque espero realizar unos cuantos más. Cada vez que vuelvo a ver mis fotos tomadas en el viaje o veo las fotos puestas en Internet por otras personas, o leo artículos sobre los pueblos y la gente de los terruños de los Abuelos, recuerdo las entrañables sensaciones que tuve mientras caminaba por las calles de esos pueblitos, mientras observaba las paredes y portones de casas antiguas, muchas de ellas ya “cansadas de tanto estar allí, cansadas de tanto vivir”. Como creo que ya mencioné, no tengo palabras para describir las sensaciones percibidas en esos pueblitos, especialmente me refiero a aquellas sentidas cuando me detuve frente a los atrios y los portales de las respectivas iglesia parroquiales donde los abuelos fueron bautizados.  

En esos sitios percibí sensaciones “intensas” y únicas. No sé si el adjetivo “intensas” es el correcto para describirlas, pero ciertamente fueron sensaciones fuertes que sentí por primera vez. Cuando estuve en los atrios frente a los portales de las respectivas parroquias me pasó por la mente la idea que los Abuelos habían traspasado esos mismos portales posiblemente en brazos de los Bisabuelos, hace aproximadamente ciento treinta o ciento cuarenta años atrás, el día de sendos bautismos, el Abuelo Bernardo el 03 de Marzo de 1867 y la Abuela Encarnación en Febrero de 1885. Esas sensaciones “intensas” fueron recurrentes al momento en que me encontré parado frente la antigua y desvencijada puerta del cementerio parroquial de Piedralba, y cuando llegué al diminuto predio que fuera el cementerio parroquial de Sant Salvador de Toló. En ambos momentos presentí que en esos sitios se encontraban sepultados ancestros nuestros, por decirlo en términos más técnicos y modernos, inferí que en esos cementerios  había enterrado más ADN mío que en otra parte del mundo.

Mientras recorría las calles solitarias de esos pueblos, percibí también a cada paso que podría estar “pisando las mismas piedras” que los Abuelos, de niños, pudieron haber caminado. En cada oportunidad en la cual fijaba mi vista en algún detalle de ese medioambiente, imaginaba a los Abuelos, a su tiempo, percibiendo imágenes similares a las que yo tenía enfrente a mí. No tengo palabras para describir las sensaciones “sentidas” cuando pensé que aquellos mismos caminos, imágenes y paisajes que tenía frente a mi fueron “familiares” para nuestros Abuelos, también para nuestros ancestros y los suyos, durante mucho tiempo, por casi trescientos años.

Me resulta difícil transmitir cómo fueron esas sensaciones. Creo que la descripción de estas sensaciones sólo pueden llegar a entenderse en alguna medida si alguno de nosotros “pasó” por una situación similar.

Quise encontrar alguna evidencia de personas que se hubieran quedado en Piedralba y en Sant Salvador de Toló al momento de la partida de los Abuelos y Bisabuelos. Busqué a quien me pudiera dar alguna referencia de ellos o de los Bisabuelos, o de los familiares que se quedaron allá. Si bien pude entrevistar a personas en ambos pueblitos, no encontré quien me pudiera dar referencia alguna sobre los Martinez y sobre los Rosell i Boher. Fue como si se los hubiera “tragado la tierra”. En mi razonamiento silencioso, mientras hacía mis preguntas y recibía las respuestas de las personas entrevistadas, comprendí que habían pasado muchos años sin noticias de estos parientes de España. En realidad han pasado entre 120 y 130 años desde aquellas partidas de los Abuelos de sus terruños. Es atendible que se hayan “perdido en el tiempo” toda vinculación familiar.

Cada vez que recuerdo esas sensaciones e imágenes percibidas en este mi primer viaje, imagino que habrán quedado olvidadas muchas historias de estos pueblos y muchas historias de nuestros ancestros que no fueron contadas por los Bisabuelos a sus hijos, y por nuestros Abuelos a nuestros padres y a nosotros. Imagino entonces cuántas historias de las “Historias de mi Familia” habrán quedado perdidas en el tiempo, cuántas habrán quedado “atrapadas en esa magia” que tienen Piedralba y Sant Salvador de Toló. 

Cada vez que recuerdo estas cosas siento que mis sentimientos por mi Familia están aquí en esta tierra argentina, pero también están allá, en Piedralba y en Sant Salvador de Toló. Percibo que allá, en esos pueblitos de España, existen historias de mi familia por conocer, sobretodo las historias de los descendientes de la parte de mi Familia que se quedó en España.

Por todas estas razones apuntadas, a pesar de que no soy escritor, tampoco así lo siento, me he animado a escribir de esta manera las pocas historias de mi Familia que conozco y aquellas que estoy conociendo con el devenir de estos viajes y de mis investigaciones sobre la Familia.

Al mismo tiempo que decidí escribirlas, quizás por una inquietud personal por conocer más, investigué los entornos que nuestros Abuelos pudieron haber vivido con el único interés de entender y comprender muchas de las cosas que sucedieron en sus vidas y en las nuestras. Quizás, para llegar a comprender  por qué razón los Bisabuelos y sus familias decidieron dejar sus terruños y sus familias para aventurarse en una tierra desconocida como Argentina.

Esto de escribir estas historias a mi manera tiene al menos para mí un único objetivo, deseo evitar que las historias de la familia se sigan perdiendo en el tiempo.

Es más, desearía que estas historias se pudieran “enriquecer” en un futuro con las nuevas por venir. Será entonces, como “condición necesaria y suficiente”, que alguno de nuestros descendientes se interese por escribir, y quizás esto ocurra cuando llegue el momento de su vida en que surja su interés por conocer “… sus orígenes…”, por saber  “…quiénes eran sus bisabuelos, a qué se dedicaban, de dónde eran...”.