viernes, 5 de octubre de 2012

011 – Nuestra llegada a Piedralba, el terruño de los Martinez Martinez, en la Comarca de la Maragatería.


011 – Nuestra llegada a Piedralba, el terruño de los Martinez Martinez, en la Comarca de la Maragatería.

Como mencioné anteriormente, como Piedralba se encuentra distante a sólo 6 km de la ciudad de Astorga esa misma tarde que había llegado a Astorga decidimos visitar el pueblo natal del Abuelo Bernardo.

En cuanto salimos de las intrincadas callecitas del casco histórico de Astorga, en pocos minutos estuvimos recorriendo la Carretera de Sanabria, también la ruta LE-133, que nos llevaría a Piedralba y nuevamente a las llanuras leonesas sembradas de ondulantes trigales. Otra vez, las señales viales de este camino rural nos fueron mostrando a nuestro paso los nombres de los próximos pueblos en el trayecto, nombres y lugares que me resultaban familiares porque ya los había “visitado” virtualmente durante mis viajes por Google Earth al momento de planificar este parte del recorrido. Así iban apareciendo los nombres de pueblos de Santiagomillas, Piedralba, Oteruelo, Morales de Arcediano, Val de San Lorenzo, Curillas, entre otros, todos ellos pueblitos de la Comarca Maragata.

A poco de andar por la Carretera de Sanabria fuimos encontrando la Plaza de Toros de Astorga, la bifurcación de la carretera a Val de San Lorenzo y el puente que sobrepasa la autopista A6 Madrid – A Coruña. Pronto apareció ante nosotros el cartel que indicaba el acceso a Piedralba, y nuestro GPS nos anticipaba doblar a nuestra izquierda por la Calle Vecinal VE-193-5.


Cartel vial sobre la Ruta LE-133, la Carretera de Sanabria, indicando el acceso a Piedralba
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

Poco tuvimos que andar por ese camino rural para encontrarnos con el pueblito de Piedralba. A medida que avanzábamos entre campos sembrados de trigo fue apareciendo en el horizonte ondulado, primero, la espadaña y el campanario de la Iglesia parroquial San Cristóbal de Piedralba, más tarde, no mucho más, los techos de tejas rojizas y el caserío del pueblo en torno de su iglesia. El recuerdo de las imágenes que atesoraba después de haber realizado mis “viajes virtuales”, me sugería que aquel perfil del caserío delante de nuestra vista era inconfundible, se trataba de Piedralba.


Piedralba visto desde el Camino Vecinal VE-193-5
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

A medida que fuimos avanzando por ese camino vecinal, ondulado por “copiar” sin más remedio la misma geografía del terreno, imaginé cuántas veces nuestro Abuelo Bernardo, nuestros Bisabuelos Fernando Martinez Perez y Dominga Martinez Martinez, y todos nuestros ancestros habrían recorrido estos mismos caminos hoy pavimentados, allá en el pasado, quizás, sólo estrechas y polvorientas huellas para carros y caballos. Sentí en aquel momento, una vez más, estar recorriendo los mismos caminos por donde ellos ya habían pasado.

Ya de vuelta en casa, me tomé la tarea de estudiar la información del Archivo Diocesano de Piedralba y necesariamente tuve que “bucear” entre muchos nombres, datos y fechas del pasado para comprender cómo estaba conformado nuestro árbol genealógico. Me llevó largo tiempo y dedicación armar ese “rompecabezas” debido a la repetición de nombre y de apellidos en la familia, y hasta “descubrí” la existencia de uniones matrimoniales con diversos vínculos de parentesco y grados de consanguinidad. A estas cuestiones me referiré más adelante en otra de estas “Historias de mi Familia”.

Encontré en ese “cúmulo” de información que los Abuelos del Bisabuelo Fernando Martinez Perez, por allá… … entre los años 1760 y 1780, habían nacido respectivamente en Oteruelo y en el Arrabal de San Andrés, Extramuros de la ciudad de Astorga, y que sus Bisabuelos paternos eran naturales de Piedralba.

Cuando tomé noción de esas fechas y analicé las fotos tomadas en este viaje a Piedralba comprendí que mis Bisabuelos (Don Fernando Martinez Perez y Doña Dominga Martinez Martinez), sus respectivos padres (Don Simón Martinez Martinez y Doña Gerónima Perez Andrés, y Don Bernardo Martinez Andrés y Doña Manuela Martinez Santos), y sus abuelos (Don Fernando Martinez Perez (con igual nombre y apellidos que mi Bisabuelo) y Doña Isabel Martinez Silva, Don Domingo Perez Franco y Doña Paula Andrés del Río, Don Clemente Martinez Perez y Doña Josefa Andrés del Río, y Don Domingo Martinez Andrés y Doña Dominga Santos Calvo), tuvieron que haber recorrido muchas veces en sus vidas este mismo trayecto que yo estaba haciendo entre Astorga a Piedralba.


Árbol Genealógico de ancestros de mi Abuelo Don Bernardo Martinez Martinez: sus Padres, sus Abuelos y sus Bisabuelos. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

Ahora, cuando estoy escribiendo estas conclusiones y analizo la foto anterior, la actual vista de Piedralba desde el Camino Vecinal VE-193-5, pienso que los viajeros de aquella época hace casi doscientos cincuentas años, entre nuestros ancestros, han de haber tenido una vista semejante toda vez que se aproximaban a este pueblito viniendo de Astorga.

Empiezo entonces a percibir sentimientos “encontrados”.

Pienso que yo he recorrido en el año 2011 los mismos caminos que nuestros ancestros pudieron haber caminado hace más de doscientos años atrás. Me pregunto por qué no pude encontrar “algún vestigio” de nuestros familiares en Piedralba. También, algún indicio de aquellos descendientes que se quedaron allá por los años 1880 a 1890 al momento que los Bisabuelos Fernando y Dominga y el Abuelo Bernardo y sus hermanas emprendieron el viaje definitivo a la Argentina. Empiezo a entender entonces que quizás yo no alcance a encontrar las respuestas que busco a estas preguntas.

Conociendo Piedralba

Como el que conducía el auto era yo, no tuve otra opción que elegir el lugar donde estacionarlo en cuanto llegáramos a Piedralba, porque de antemano conocía las posibles respuestas que mis compañeras de viaje (mi hermana Ana María y mi señora Mónica) podrían dar si yo les preguntaba. Ya había recibido respuestas en otros lugares de España cuando pregunté “… ¿Dónde quieren que estacione?...”. Intuía de antemano que las respuestas podrían ser: Respuesta Alternativa A: “… donde quieras,…  total nosotras sabemos lo mismo que vos…”, Respuesta Alternativa B: “… vos manejás,…, vos decidís…”

Debo reconocer que no tuve que hacer ningún esfuerzo en elegir el lugar para estacionar dentro de aquel caserío chato, tampoco en ubicarlo. Elegí hacerlo frente a la Iglesia parroquial porque ése debía ser nuestro punto de inicio del recorrido por Piedralba. Me guié por la espadaña y el campanario de la iglesia para llegar a ese lugar, porque ellos emergía en todo momento por sobre los techos de tejas rojizos. Pronto estuvimos junto a la Iglesia Parroquial San Cristóbal y estacionamos frente a su espadaña y el campanario, frente al portal de la iglesia, en el atrio y en la calle, porque en Piedralba estos tres espacios funcionales ocupan el mismo lugar.


La Iglesia Parroquial San Cristóbal de Piedralba, vista desde el interior del pueblito
 (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

En cuanto me bajé del auto y puse los pies en “Piedralba” por primera vez, me embargó una sensación de satisfacción por estar pisando el terruño de nuestros ancestros. Recuerdo como si fuera ahora que agradecí al Señor, ”el que está allá arriba”, por haberme permitido llegar hasta allí, por “dejarme vivir” ese momento y por “darme la oportunidad” para conocer y recorrer ese pueblito con tanta “magia” para mí.


La Iglesia Parroquial San Cristóbal de Piedralba. Se distinguen su espadaña y el campanario con tres campanas y el portal de ingreso, sencillo, sobre su pared lateral. El atrio y la calle ocupan el mismo espacio. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

Luego de mis agradecimiento, y antes de dar mis primeros pasos en esa tierra, miré a mi alrededor, y fue allí cuando tomé conciencia de la realidad que tenía ante mis ojos. Con la imaginación me trasladé 120 años, 200 ó más años atrás para tratar de visualizar cómo habría sido Piedralba en los Siglos XVIII y XIX, el pueblo que vivieron nuestros ancestros. Las imágenes que percibía me sugirieron que Piedralba ha de haber sido así, tal como yo lo estaba percibiendo hoy, pero con algunos cambios. Debe haber sido "un Piedralba" con las mismas casas maragatas de piedras mampuestas y techos de tejas y de piedras lajas, con sus calles de tierra, con personas caminando y niños jugando, con carros tirados por caballos por aquí y por allá. Imaginé algunas chimeneas, ésas que hoy estaban sin humear lucíendo sólo la piedra albina en su coronamiento, indicando que en los hogares se estarían cociendo algún guiso o alguna otra receta maragata, una de aquellas que en la casa del Abuelo Bernardo de la bodega de Chacras de Coria se solían preparar. Imaginé oir algún bullicio lejano para completar aquella escena imaginaria, porque en aquella tarde de Mayo de 2011 era todo quietud en Piedralba, ni siquiera había ruidos, tampoco personas, y menos aún, niños. Las calles de Piedralba se mostraron esa tarde desiertas. La sensación era como si “a todos sus habitantes se los hubiera tragado la tierra”.

Vivida esta primera sensación, miré detenidamente el portal de ingreso a la Iglesia parroquial y debo ser sincero, me llené de emoción al observar aquel escenario. Más aún, creo que “…se me cayeron las medias…” cuando vi esas puertas del portal gastadas por los años, esos umbrales de madera “pulidos” por el paso de la gente. Imaginé que el 04 de Marzo de1867, esto es, 144 años antes, el Abuelo Bernardo con tres días de vida entró por esas puertas para ser bautizado por el cura párroco Don Felipe Santiago García, posiblemente en brazos de su madre, la Bisabuela Dominga Martinez Martinez, acompañada en esa oportunidad por su padre, el Bisabuelo Fernando Luis Martinez Pérez, y por los testigos: Don Miguel Martinez y su esposa Doña Elena Martinez


Portal de ingreso a la Iglesia Parroquial San Cristóbal de Piedralba. Se observan las puertas “vencidas por el peso”, el umbral de madera gastado por el paso de la gente, un agujero sobre la parte inferior derecha de la puerta. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)


La espadaña y el campanario con tres campanas de la Iglesia Parroquial San Cristóbal de Piedralba vistos desde el atrio y la calle. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)


El Acta n° 126 del Libro Diocesano n° 2 de Bautismos y Nacimientos de la Iglesia Parroquial  San Cristóbal de Piedralba, correspondiente al Bautismo y Nacimiento del
Abuelo Bernardo Martinez Martinez, de fecha 03 de Marzo de 1867.
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

Pasado ese momento, el de las primeras sensaciones, el de sus consecuentes escenarios “imaginados”, iniciamos nuestro recorrido al pueblo.

Aprovechando que estábamos en la Iglesia, subí a su espadaña y al campanario a través de su escalera de acceso externa. Desde allí, desde lo alto, por encima de los techos del caserío, pude mirar Piedralba “desde arriba”. Cuando llegué al campanario “conocí” de cerca sus campanas y las estructuras de madera que las mantiene suspendidas, vaya uno a saber desde qué época están allí manteniéndolas en el lugar. Con sorpresa, también con alguna añoranza por los ancestros no conocidos que vivieron en Piedralba, pude observar que una de las campanas tiene colocada la fecha de su fundición, el año 1861. La asociación de pensamientos fue inmediata. Esa campana ya estaba en ese lugar tañendo para llamar a los feligreses e Piedralba antes de que naciera el Abuelos Bernardo en Marzo de 1867.


Foto panorámica del pueblo de Piedralba, tomada desde el campanario de la Iglesia Parroquial de San Cristóbal. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)



Una de las dos campanas principales de la Iglesia Parroquial de San Cristóbal de Piedralba
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)



1861: El año de fundición y de fabricación de las campanas de la Iglesia parroquial San Cristóbal de Piedralba (Foto del archivo de Portal de Piedralba - Centro de investigación y divulgación cultural - Arte religioso de Piedralba) [1]


Recorrimos luego las calles de Piedralba a pie donde encontramos casas antiguas restauradas, y casas muy antiguas abandonadas la mayoría de ellas con las cabreadas y sus techos “vencidos por el paso de los años”. Pudimos observar casas de típica arquitectura maragata, construidas de piedras chatas mampuestas y unidas por una argamasa, con techos cubiertos de piedras lajas y también de las típicas tejas españolas. Todas las casas “mostraban” sus portones antiguos de madera, algunos “ya cansados de tanto estar allí”, otros con sus herrajes antiguos, muchos de ellos con un agujero de un tamaño y con una ubicación tales que sugieren que pudieron ser utilizados por los gatos y perros pequeños para entrar y salir de esas casas.

Muchas casas “lucen” en su parte más alta, en las cumbreras de sus techos o en las chimeneas, una piedra albina. No tengo información alguna sobre el origen y el significado de poner esa piedra albina en esas partes altas de las casas, tampoco he encontrado aún referencias del significado de la presencia y colocación de tales piedras, pero intuyo que se pudiera ser una costumbre de vieja data. Siempre trato de encontrar y a veces arriesgo una explicación a todo. En ese sentido se me ha ocurrido pensar que, como la piedra albina es de esa zona, los dueños de las casas las pudieron haber puesto para identificarse como naturales de Piedralba. Pero insisto, esta explicación mía es sólo una simple suposición.

[1] Portal de Piedralba: http://www.de-leon.com/default.asp?t=Religioso&act=6&id=2238


Una callecita de Piedralba, con casas maragatas, alguna antigua abandonada, otras restauradas y habitadas. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)


Otra calle de Piedralba, con casas maragatas, restauradas y habitadas.
 (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)


Esta ventana pertenece a una casa antigua de típica arquitectura maragata,
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)


Otra calle de Piedralba, con casas maragatas, restauradas y habitadas.
 (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)



Otra casa antigua de típica arquitectura maragata, en la calle camino de la fuente de piedra albina, camino del otro pueblo de la Comarca Maragata: Celada
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)


Detalles de un viejo portón y y sus herrajes, en una antigua casa maragata abandonada.
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)





Una típica y antigua casa maragata, ubicada a no más de 50 m de la Iglesia Parroquia. La chimenea de esta casa luce una piedra albina en su parte superior
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

En nuestra recorrida por las calles de Piedralba pronto llegamos a la fuente de piedra albina, lugar al que yo quería llegar porque se encuentra en una de las márgenes del Río Turienzo, en la intersección de la Calle de Astorga, de la Calle de Puntejas y de la Calle de la Vega. La fuente de piedra albina se encuentra en una de las salidas del pueblo camino hacia Celada, distante a casi 4 kilómetros en línea recta. Me imaginé que el Abuelo Bernardo y sus padres, el Bisabuelos Fernando Luis Martinez Perez y la Bisabuela Dominga Martinez Martinez pudieron haber pasado varias veces por esta esquina, por esta fuente, ya sea camino al Río Turienzo, sea camino al pueblo de Celada.

Ya de vuelta en casa, al tiempo de analizar la información traída de Piedralba y de “volver a recorrer” aquellos lugares, comprendí que nuestros ancestros, entre ellos la Bisabuela Dominga Martinez Martinez, también sus padres Don Bernardo Martinez Andrés y Doña Manuela Martinez Santos, también sus abuelos maternos Don Domingo Martinez Andrés y Doña Dominga Santos Calvo, han de haber recorridos este camino a Celada, han de haber pasado por esta fuente de piedra albina en muchas oportunidades en sus viajes entre Piedralba y Celada, puesto que Don Domingo Martinez Andrés era natural de Celada, otro pueblito de la Comarca Maragata.


La fuente de piedra albina ubicada en la intersección de la Calle de Astorga, de la Calle de Puntejas y de la Calle de la Vega, en una de las salidas de Piedralba hacia Celada, distante a casi 4 kilómetros. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

Retornamos hacia la Iglesia Parroquial por la Calle de Puntejas donde observamos viejos tapiales con sus puertas de madera que sugieren que allí existió una vieja casona a la vera del Río Turienzo. Mientras recorría esa calle de Puntejas y observaba el curso de Río Turienzo asocié tres cuestiones: el tranquilo escurrimiento del río, los trigales de los campos circundantes a Piedralba y aquellas piedras de molinos que había visto “descansando” y arrumbadas en algunas casas antiguas del pueblo. Inmediatamente asocié esos tres “datos” con aquellos otros que había “descubierto” cuando había realizado parte de mi  investigación sobre lo que el Bisabuelo Fernando Martinez Perez y el Abuelo Bernardo Martinez Martinez había hecho en Argentina. En efecto, esos tres datos se relacionaban con aquellos de la explotación industrial y comercial del molino harinero y de la “Harinería y Corralón” que el Bisabuelo y el Abuelo tuvieron por allá por el año 1896, cuando ya se encontraban radicados en la ciudad de Mendoza. Sin ninguna duda el Bisabuelo y el Abuelo cuando hicieron en Mendoza una vez radicados aquello que ellos sabían hacer en su tierra natal.


El paredón de una antigua casa sobre la Calle de Puntejas y la vera del Río Turienzo
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)



Una de las puertas de la antigua casa sobre la Calle de Puntejas y la vera del Río Turienzo
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

A poco de caminar por la calle de Puntejas llegamos a las puertas del viejo cementerio parroquial, ubicado también sobre la ribera del Río Turienzo, a unos 50 metros de la Iglesia parroquial San Cristóbal. Se trata de un predio bien antiguo, de aproximadamente 20 metros por 40 metros, delimitado por una pared de mediana altura, construida con piedras mampuestas siguiendo el mismo estilo de las paredes de las casas maragatas. El cementerio tiene un portal que identifica el ingreso inequívocamente. Se trata de la única entrada que de lejos se la distingue por una viga adornada de tejas españolas que “luce” en su centro una antigua cruz. La entrada al cementerio tiene dos pequeñas puertas desvencijadas, como si ellas estuvieran “… insinuando estar cansadas de tanto vivir…”. Estas viejas puertas “… no pueden ocultar…” el paso del tiempo.  Dentro del cementerio crecen los pastos. Con dificultad se puede distinguir alguna cruz y sobre la pared del fondo una especie de atrio. 


Antiguo cementerio parroquial de Piedralba
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)



Interior del antiguo cementerio parroquial de Piedralba
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

Cuando estuve frente a este cementerio antiguo, frente a esas puertas desvencijadas, intuí que allí podrían estar enterrados muchos de nuestros ancestros. Ya de vuelta en casa, al tiempo de revisar la información del Archivo Diocesano de Astorga, pude confirmar lo que había intuido. En efecto, no me había equivocado en esa presunción ya que muchos ancestros de los Martinez Martinez estaban enterrados en ese pequeño y antiguo cementerio parroquial de Piedralba. Entre las personas allí sepultadas se encuentran nuestros ancestros:

-        Don Bernardo Martinez Andrés y Doña Manuela Martinez Santos, los padres de mi Bisabuela Dominga Martinez Martinez, y al menos cuatro de los hermanos de mi Bisabuela, una nena fallecida el día de su nacimiento en 1831, un varón de 3 meses de edad fallecido en 1841, Josefa Martinez Martinez de 10 años de edad fallecida en 1843, y otro varón de 4 años de edad fallecido en 1849.
-        Don Simón Martinez Martinez y Doña Jerónima Perez Andrés, los padres de mi Bisabuelo Fernando Luis Martinez Perez, ambos fallecidos antes del año 1895.
-        Doña Dominga Santos Calvo (viuda de Domingo Martinez Andrés), la Abuela de mi Bisabuela Dominga Martinez Martinez, fallecida en 1849.
-        Don Domingo Martinez Andrés (esposo de Doña Dominga Santos Calvo), el Abuelo de mi Bisabuela Dominga Martinez Martinez, fallecido en 1827.
-        Don Domingo Perez Franco (esposo de Doña Paula Andrés del Río), el Abuelo de mi Bisabuelo Fernando Luis Martinez Perez, fallecido en 1848.
-        Don Thomás Martinez Santos, hermano del padre de mi Bisabuela Dominga Martinez Martinez, fallecido en 1812 a los siete años de edad.
-        Don Andrés Martinez del Barrio, quien fue hermano de Serafina Martinez del Barrio, Tía de mi Bisabuelo Fernando Luis Martinez Perez, fallecido en 1833 a los 5 años de edad.
-        Doña Marcela Martinez del Barrio, quien fue hermana de Serafina Martinez del Barrio, Tía de mi Bisabuelo Fernando Luis Martinez Perez, fallecido en 1825 a los 22 meses de edad.
-        Doña Paula Silva de Martinez, la Bisabuela de mi Bisabuelo Don Fernando Luis Martinez Perez, fallecida en 1830.
-        Don Francisco Martinez, esposo de Paula Silva, el Bisabuelo de mi Bisabuelo Don Fernando Luis Martinez Perez, fallecido en 1809
-        Doña Andrea Andrés, Tía de la madre (Doña Manuela Martinez Santos) de mi Bisabuela Dominga Martinez Martinez, fallecida en 1831.
-        Doña Juliana del Río, la madre de la Bisabuela (Doña Josefa Andrés del Río) de mi Bisabuela (Doña Dominga Martinez Martinez), fallecida en 1805.
-        Don Basilio Martinez Andrés, hermano de Don Bernardo Martinez Andrés, el Tío de mi Bisabuela Dominga Martinez Martinez, fallecido en 1805 a los 12 años de edad.

Cada vez que leo este último párrafo y veo esas imágenes de ese pequeño cementerio, recuerdo las palabras que le mencioné a Don Blas Miguélez Vara, Cura Párraco de la Parroquia San Cristóbal de Piedralba: “… Don Blas, creo que en ese cementerio están enterrados muchos de mis ancestros… … Creo que en ese pedazo de tierra hay más ADN mío que en cualquier otra parte del mundo…”.



















4 comentarios:

  1. Me encantó la historia y como la contaste !!!
    y de paso reviví la visita a Piedralba, que para vos fue muy importante
    Felicitaciones por el trabajo !!!

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  2. pues te falto haber incluido a la familia de Bonifacio Prieto y Purificación Lopez quienes fueron socios de los Martines, quienes llegaron con los Martines en la misma época a Mendoza Argentina.La familia Prieto de los cuales aun hay descendientes en Priedralba, en esta presentación pones fotos de las antigua casa paterna de los Prietos, la cerradura hecha por ellos en la herrería y la casa de uno de los descendientes Prieto, que paso con la sociedad el tiempo se llevo la respuesta

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    1. Hola Apareces como desconocido. Te comento que Eduardo fallecio hace unos 5 anos y como encontre un escrito relativo al tio Bonifacio lo adjunto por si tiene interes para vos. Lo
      pego a continuacion
      "Recuerdo que yo era muy chico, me remonto al año 1953 ó 1954, y recuerdo que a la casa de mis Abuelos (ellos ya fallecidos a ese momento) llegabacon frecuencia el "Tío Bonifacio" Prieto, como así lo llamaba mi Padre. Luego muchos años encontré unas memorias de emigrantes editadas por la Junta de Castilla y León, y escritas por Mary Mabel Prieto (hija de Lorenzo Prieto) que hacía referencia a los hermanos Bonifacio (nacido en Piedralba entre 1882 y 1896), a su Padre (Lorenzo, nacido en Piedralba aprox. en 1906), Francisco. Roque y una hermana, todos nacidos también en Piedralba. Esta
      hermana era melliza de Lorenzo y falleció ahogada en el Río Turienzo en Piedralba. El "Tío Bonifacio" y Roque Prieto migraron a la Argentina y luego lo hizo Lorenzo, viajando de polizón en un barco hacia
      Sudamérica, "... siguiendo los pasos de sus hermanos Bonifacio y Roque y de sus primos también naturales de Piedralba...", como señala Mary Mabel
      Prieto. Aquí, con este relato, yo sospecho que sus primos pudieron haber sido mi Abuelo por ello que mi Padre lo llamaba "Tío Bonifacio". El padre de los Prieto fue por muchos años el veterinario de Piedralba.

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  3. Hola buenas tardes, soy de Uruguay y estoy buscando mis raíces que por lo que se son de piedralbar,nose si quedara alguien ahí con ese apellido que era(del barrio) y cuando llegaron a Uruguay cambió por el de (Barrios).si tienen información alguna les agradezco.

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