miércoles, 14 de agosto de 2013

027 – El Abuelo Bernardo Martínez Martínez Parte I


027 - Mi Abuelo Bernardo Martinez Martinez 

  • Nació en Piedralba, León, España, el 01 de Marzo de 1867.
  • Falleció a la edad de 75 años, en Chacras de Coria, Luján de Cuyo, Mendoza, Argentina, el 24 de Agosto de 1942,


El próximo sábado 24 de Agosto de 2013 se cumplirán setenta y un años del fallecimiento de mi Abuelo Bernardo Martinez Martinez,

Quiero, entonces, con estas “Historias de mi Familia” contadas a mi manera y en varias partes, homenajear al Abuelo Bernardo, y con ello quiero también rescatar del olvido y del paso del tiempo, su memoria, su historia de vida y el legado que dejó a su descendencia.

Yo no conocí al Abuelo porque nací en 1947. Sin embargo mis padres tuvieron la sabiduría de transmitirme historias y anécdotas de la familia, a través de aquellos diálogos de padres a hijos donde empieza a consolidarse la heredad de la familia. Cierto es que muchas de aquellas historias novedosas para nosotros los menores incluían, entre otras tantas, a las del Abuelo. Recuerdo que mis padres siempre hacían referencia a su persona y a su personalidad.

Sé que fue un hombre duro y recto, de carácter férreo y “de andar sin medias tintas”, casi como una contraposición a su bonhomía manifestada en la familia y en la sociedad mendocina.

Así, sin haber conocido al Abuelo, y sin haber tenido la oportunidad de “sentirme su nieto”, pude formar de niño “mi” imagen del Abuelo Bernardo la cual atesoro desde hace muchos, pero muchos años.

Hago expresa mención a este desconocido sentimiento de “sentirse nieto”, porque la vida me dio la oportunidad de ser Abuelo de mis propios nietos, valga la redundancia. Creáme que estoy aprovechando de esta oportunidad para disfrutar de mis nietos y de malcriarlos, en el verdadero significado del verbo y en la mayor medida que puedo. 

Digo esto de “malcriar a los nietos” porque coincido con el pensamiento de una amiga mía, quien dice que “… a los nietos hay que malcriarlos, porque para criarlo,… … para eso están los padres…”.

Por alguna razón que no viene al caso comentar ahora, hace unos cuantos años atrás “surgió en mí un impulso” por “hurgar” el pasado y donde fuese posible, con tal saber algo más sobre quién había sido mi Abuelo, de dónde había venido y quiénes habían sido sus ancestros.

A poco de recorrer ese camino, tamaña sorpresa tuve cuando fui encontrando todo aquello que me imaginé debía buscar. Así fue como datos tras datos, recortes de diarios y revistas, y conversaciones con familiares, fueron concatenándose para conocer al Abuelo un poco más. Así pude reconstruir parte de su historia de vida que procuraré compartirla con Ustedes, contada a mi manera.

Parte I – Mi Árbol Genealógico, allí donde están las raíces de la Comarca Maragata

Mi Abuelo Bernardo Martinez Martinez nació el 01 de Marzo de 1867 en Piedralba, un pueblito de la Comarca Maragata, inserto en la ondulada llanura leonesa, en la provincia de León, España.


Mi Abuelo Bernardo Martinez Martinez, en el año 1940
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

Como mi Abuelo Bernardo, sus padres, mis Bisabuelos Fernando Luis Martinez Perez y Dominga Martinez Martinez, también eran naturales de Piedralba. Algunos ancestros de la Bisabuela, los más “viejitos” también habían nacido en Piedralba, en tanto otros ancestros de la Bisabuela y los del Bisabuelo Fernando fueron naturales de los otros pueblos aledaños a Piedralba, todos ellos, antiguos pueblitos de la Comarca Maragata, en León, España, situados en un radio del orden de los 6 kilómetros alrededor de la histórica ciudad de Astorga, la Asturica Augusta para los romanos, fundada por ellos en el Siglo I aC.

Algunos de esos otros apellidos ancestrales, que encontré en los Libros Diocesanos y que conforman mi árbol genealógico, llegaron a mis oídos durante mi niñez. Fue en aquellas conversaciones de mis padres escuchadas con atención en la calidez de nuestro hogar, y en las historias familiares contadas por nuestros mayores en las largas sobremesas vividas en la casa de los Abuelos en Chacras de Coria, donde se creaba el ambiente oportuno para recordar a los “viejitos”. Fue en ese “medioambiente” donde “afloraban” esos apellidos novedosos para mí pero que, casi cincuenta años más tarde, volví a encontrar en los Libros Diocesanos. Fue a partir de ese momento que esos apellidos ancestrales tomaron la “verdadera dimensión” al quedar ubicados en mi historia familiar

Los Bisabuelos y el Abuelo Bernardo vinieron a la Argentina y nunca más volvieron a España y allá dejaron a sus padres, a sus tíos y muchos familiares. Mis Tatarabuelos fallecieron en Piedralba y fueron sepultados en el Cementerio Parroquial de Piedralba, junto a sus hermanos y tíos, y a los otros ancestros de los Bisabuelos Fernando y Dominga. Como he mencionado en otras de estas “Historias de mi Familia”, estoy convencido que allí en Piedralba y en los otros pueblos de la Comarca Maragata hay más ADN mío enterrado que en cualquier otra parte del mundo.

Muchas veces pienso que quizás sea ésta una razón por la cual, cuando uno recorre esos antiguos pueblitos españoles, camina sus calles y busca detalles en puertas, balcones y techos, uno “siente descubrir un cierto duende” que “corre por nuestro interior”. También pienso que ese “duende” es quien moviliza, en algún sentido, toda esa heredad que los Abuelos y nuestros ancestros nos legaron.

Toda vez que recuerdo esas sensaciones pienso para mí: “…Ojalá el Señor me dé la oportunidad de volver a “sentir esos duendes” otra vez…”

La documentación diocesana de Piedralba, de invalorables contenidos histórico y afectivo

La documentación que se encuentra archivada en el Archivo Histórico Diocesano de Astorga tiene para mí un inconmensurable valor histórico y afectivo, pues allí se encuentran los registros de los nacimientos, defunciones y matrimonios de nuestros ancestros y los de sus familias que vivieron en los pueblos de la Comarca Maragata.

Por una cuestión de tiempo, yo sólo pude acceder a los Libros Diocesanos de la Parroquia de Piedralba que se encontraban en el Archivo Histórico, y al folio del Libro de Bautismos n° 2 donde se encuentra asentado el nacimiento del Abuelo Bernardo, aún en uso en la Parroquia San Cristóbal de Piedralba.

En base a esa información pude “reconstruir” el árbol genealógico, pero completar nuestra genealogía y entender cómo fueron las relaciones entre las familias de nuestros ancestros, debería investigar también, la información contenida en los Libros Diocesanos de las Parroquias de Oteruelo, Bustos, Morales del Arcediano, Curillas, Arrabal de San Andrés Extramuros de la Ciudad de Astorga, Celada, por mencionar solo algunos de los otros pueblos de la Maragatería en cuyas Parroquias habría que “hurgar”.




Los Libros Diocesanos de la Parroquia de Piedralba atesorados en el Archivo Histórico Diocesano de Astorga. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

La información que pude reunir en mis visitas a Piedralba y al Archivo Histórico Diocesano de Astorga me permitió conocer quiénes fueron mis ancestros hasta el año 1720. Así pude dar forma a relaciones de nuestros antecesores y de sus descendientes y pude “armar” mi árbol genealógico “remontando” las relaciones familiares hasta el año 1720.

No he podido “adentrarme” más allá del año 1720 por falta de datos.

Sin embargo, en el Primer Libro Diocesano de Bautismos de la Parroquia de Piedralba, que data del año 1687, el apellido Martinez ya estaba presente. En efecto, en el Folio 2 de ese Libro n° 1 figura uno de los primeros nacimientos que fuera asentado el 10 de Setiembre de 1693 de un niño cuya madre fue Antonia Martinez.




El primer Folio del Libro de Bautismos n° 1 de la Iglesia Parroquial San Crstóbal de de Piedralba, del año 1687. (Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)


Dicho registro de bautismo expresa textualmente:

“… En diez días del mes de Septiembre de mill y seis cientos y nobenta y tres años, yo Miguel Blanco, Cura deste lugar Piedralba baptizé solemnemente y puse los Santos óleos a un niño que se le puso el nombre de Miguel, hijo legítimo de Miguel Calbo y Antonia Martinez, su mujer, vecinos de este lugar, fueron sus padrinos Martín de Villalba y suija Juana de Villalba viuda que quedó de Gregorio Mrz, vecinos que fueron del lugar de Oteruelo, y el padrino y padre de la madrina y aguelo de la madre del bautizado nieto del padrino, y los aguelos paternos fueron deste lugar Miguel Calbo y María Quintana y los maternos de Oteruelo…”.

(Para vuestra referencia, he respetado la forma de la escritura tal como aparece en el documento. La palabra “mill” corresponde a “mil”, “nobenta” es “noventa”, “deste” es “de este”, “baptizé” corresponde a “bauticé”, “siuja” es “su hija”, la breviatura “Mrz” corresponde a “Martinez”, y “aguelo y aguelos” corresponde respectivamente a “abuelo y abuelos”):


Folio 2 del Libro de Bautismos n° 1 de la Iglesia Parroquial San Cristóbal de Piedralba




Imagen Parcial del Folio n° 2 del Libro de Bautismos n° 1, en donde está asentado el bautismo del niño Miguel Calbo Martinez del 10 de Setiembre de 1693
(Foto del archivo de Eduardo Martinez Wurster)

Analizado el documento anterior entiendo que la Señora Antonia Martinez, la madre del niño bautizado, era natural de Piedralba, y al mismo tiempo puedo inferir que la Señora pudo haber tenido en el año 1693, al menos entre veinte y treinta años de edad. En ese caso, esta persona habría nacido alrededor del año 1660. Puedo decir entonces que la familia Martinez a la cual perteneció la Señora Antonia Martinez ya habitaba en Piedralba hacia la segunda mitad del Siglo XVII.

Con algún grado de incertidumbre y con mucha “reserva” sobre eventuales vínculos de parentesco anteriores a esa fecha, podría suponerse que debió existir una relación familiar entre el último ancestro de mi Árbol Genealógico comprobado del año 1720 y la Familia Martinez presente en el año 1693.

Luego, con un alto grado de especulación de mi parte por falta de otros datos, y también con una “buena cuota de optimismo”, podría suponer que la familia Martinez a la que pertenecía la Señora Antonia Martinez pudo haber formado parte de nuestros ancestros más antiguos en Piedralba.

Si esta suposición se pudiera confirmar en un futuro, podríamos llegar a concluir que los Martinez de nuestra familia, “los más viejitos”, ya pudieron haber habitado Piedralba desde la segunda mitad del Siglo XVII y que nuestros ancestros ya residían en la Comarca Maragata hace más de 350 años.

A estas conclusiones he podido llegar gracias a la información del Archivo Histórico Diocesano de Astorga.

Pienso que si esos registros parroquiales se hubieran empezado a escribir antes del año 1693, nuestros ancestros del Siglo XVII y anteriores, hubieran quedado registrados en esos imaginados libros. En este hipotético caso nosotros hubiésemos tenido una posibilidad de conocer los nombres de esos ancestros, los de sus ascendencia y descendencia. No sólo hubiera sido suficiente que esos libros hubiesen sido escritos, sino también, que los imaginados registros pudieran haber sido conservados hasta hoy de la misma forma y con igual idoneidad como lo han hecho el Archivo Histórico Diocesano de Astorga y toda su gente, quienes trabajaron por más de tres siglos atesorando, custodiando y manteniendo estos documentos que hoy tienen un indiscutible e invalorable carácter histórico y afectivo.

Mi árbol genealógico por la Rama Martinez

Me costó mucho entender cómo eran las relaciones familiares de nuestro apellido Martinez con aquellos otros apellidos que mis padres y mis mayores mencionaban en esas reuniones familiares en mi hogar y en las sobremesas en el patio de Chacras de Coria.

Cuando analicé la información contenida en los registros del Archivo Histórico Diocesano de Astorga, pude entender cómo eran las relaciones de mis ancestros debido a la repetición de nombres y apellidos de unas y otras generaciones desde 1720, muchas veces relaciones familiares con nombres y apellidos entrecruzados. Una vez que comprendí como estaban relacionados, pude finalmente armar mi árbol genealógico. Debo confesar que no fue una tarea fácil, creo que fue un verdadero “rompedero de cabezas”.

Fue durante el proceso de “armado del árbol” cuando “comencé a atar cabos” y entendí cómo eran las relaciones familiares entre los apellidos mencionados en aquellas sobremesas y los que ordenadamente aparecían, ahora, en mi árbol. En rigor a la verdad debo decir que, a pesar de haber completado el árbol genealógico de mis ascendentes,  ha “quedado en el tintero” un “grupo grande de nombres y apellidos” que conforman relaciones familiares y de amistad que aún no he logrado vincular. Me refiero en particular a los nombres y apellidos de testigos de casamiento y de padrinos de bautismo, los cuales son, en muchos casos, hermanos, primos, tíos y abuelos, en otros, supuestos amigos de las familias. Pero en la mayoría de los documentos se repiten los mismos nombres y apellidos, en unos documentos algunos “ofician” de padres, en otros de testigos o padrinos.

Alcanzo a entender entonces, que este conjunto de información da a entender que todas esas personas eran parte de una misma comunidad que compartía mucho más que el mismo “territorio geográfico”. Es éste un ejemplo de una de las costumbres más antiguas de los maragatos, la de relacionarse familiarmente entre miembros de la misma comunidad, de un mismo pueblo, aún a riesgo de ser miembros más o menos cercanos de la misma familia.

En el árbol genealógico hay un ejemplo de esta forma de relacionarse entre los maragatos. Los Bisabuelos de mi Bisabuelo Fernando y los Bisabuelos de mi Bisabuela Dominga eran las mismas personas. Me refiero a Don Antonio Andrés y a Doña Juliana del Río Feijoo, cuyas hijas, Paula Andrés del Río era la Abuela del Bisabuelo Fernando, y Josefa del Río Feijoo era la Abuela de la Bisabuela Dominga.

Es claro que no me detuve solamente en armar el árbol genealógico de mis ancestros sino que además, por una curiosidad lógica, o por el simple espíritu de investigación, también encaré el armado del árbol genealógico de los descendientes de las ramas que se desprendieron de aquellos ancestros del año 1720 hasta hoy. Y vaya que se ha formado “un frondoso árbol” con ramas en España, Francia, Estados Unidos, Australia y Argentina por supuesto.

Así han resultado “ramas bien firmes” por la certeza de los datos. Hay también ramas de ese árbol con descendientes de “parientes hoy muy lejanos” de la Maragatería, y hay otras ramas, a las que yo les llamo las “ramas medias flojitas de papeles”, en las que he debido suponer vínculos “virtuales” (o “eslabones perdidos”) para “asirlas” al árbol principal o a esas ramas familiares “bien firmes”. Lo importante de identificar estas últimas ramas, las “flojitas de papeles”, es que en el futuro podrían aparecer nuevos datos, y en tal caso esos vínculos hoy supuestos deberían definitivamente confirmarse o descartarse.  

Debo decir también que, con motivo de mi investigación, tuve que consultar otras fuentes de información aparte de la del Archivo Histórico Diocesano de Astorga, y fue así cómo me he encontrado con muy gratas sorpresas.

He conocido y me he relacionado con gente que no tenía idea de su existencia. Así he podido saber algo de ellos y en algunos casos hemos podido confirmar nuestra relación de parentesco, en otros casos las relaciones resultaron relativamente cercanas, en otras muy lejanas, y en muy pocas, “lejanísimas”.

También he recibido referencia de personas que contacté que comentaron que sus ancestros conocían a los Abuelos Martinez Rosell por alguna “relación familiar no descubierta aún”, contactos que nuestros ancestros habrían mantenido en las primeras décadas del Siglo XX. Lamentablemente no hemos podido establecer hasta el presente, en estos casos, los vínculos familiares que habrían unido a esas personas con los Abuelos, debido a la falta de información de ambas partes.

En otros casos, he encontrado datos de personas que fueron censadas en el Censo Nacional del año 1895 en Argentina, cuyos nombres, fechas de nacimiento y nacionalidad española son coincidentes con los registros diocesanos de hermanos, primos y sobrinos de los Bisabuelos Fernando Martinez Perez y Dominga Martinez Martinez. No tengo la certeza para decir que ellos son efectivamente familiares.

En otra historia de estas “Historias de mi Familia” contaré acerca de estos hallazgos de mis investigaciones sobre las distintas ramas de descendientes de ese “frondoso árbol”, para que los mismos queden registrados y, en todo caso si alguno de los descendientes de la Familia tiene interés y acceso a nueva información, pueda confirmar o descartar esas eventuales relaciones familiares.

Mi árbol genealógico de ascendentes que he podido reconstruir desde mí hasta el año 1720 lo he dividido en tres cuadros para la mejor visualización:

  • El primer cuadro corresponde al árbol genealógico que parte de mí hasta mis Bisabuelos Fernando Luis Martinez Perez y Dominga Martinez Martinez, y comprende el período de la familia entre los años 1947 a 1836.
  • El segundo cuadro corresponde al árbol genealógico de ascendentes del Bisabuelo Fernando Luis Martinez Perez hasta su ancestro del año 1720, y comprende el período de la familia entre los años 1836 a 1720.
  • El tercer cuadro corresponde al árbol genealógico de ascendentes de la Bisabuela Dominga Martinez Martinez hasta su ancestro del año 1720, y comprende el período de la familia entre los años 1839 a 1720.




















































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